Hum... eso sería mejor. Pero, la verdad, la idea es que, si hacen la aventura bien (cosa que no harán necesariamente), descubran el pastel, si no se queda un poco pobre el resultado. Y vamos con el resto de la trama, porque la razón de que os esté dando la tabarra con ella es la ya clásica petición de ayuda (haré preguntas en el siguiente mensaje).
KARDALA OCHO-CUCHILLOS p. 39 Thieves' Arm. Historia y estadísticas. Añadamos sólo lo propio=
de esta historia.
Kardala tuvo que huir de Boldhome porque las autoridades lunares la buscaban cada vez con más ahinco. Necesitaba un lugar tranquilo para pasar desapercibida, y uno de sus contactos en la resistencia le recomendó el Fuerte Vinoclaro. Estaba apartado, en el seno de una tribu especialmente "oprimida" (donde no la buscarían), no era un sitio demasiado pequeño, y, sobre todo, allí había un hombre de confianza, a la vez fiel a la resistencia y con buena mano con los lunares, alguien con muchísima influencia con el Jefe del Clan, capaz de engatusar a los funcionarios lunares. Ese hombre era, por supuesto, Lankoros. Al sabio no tenía más que decirle que venía de parte de Agni, de Boldhome, y no haría preguntas.
Cuando llegó al Fuerte una mujer encapuchada, vestida de negro, que no mostraba su rostro y se entrevistó en privado con Lankoros diciéndole que venía de parte de Agni, efectivamente el sabio no hizo preguntas. O mejor dicho, no se las hizo a Kardala, ni a Agni, pero sí a sus lejanos contactos en la Resistencia. Así, aprendió muchas, muchas cosas sobre la vengadora. Lankoros y Nabugash decidieron de común acuerdo no delatarla de momento, sino "guardarla" por si pudiera ser utilizada en el futuro... Y así sucedió.
Las gentes del Fuerte rumorean que Kardala es una especie de Bruja, o quizás una peregrina sagrada con misión desconocida. Le conocen como la Bruja Negra, y si le preguntan su nombre, se llama Kalla.
LA TRAMA DE LA HISTORIA Las autoridades competentes habían dictaminado que el contable Buseriano Aki Logur debía dirigirse al Fuerte Vinoclaro para colaborar en las tareas de administración del patrimonio del Ejército. Nabugash recibió un aviso de un amigo bien situado que no dudaba de su honorabilidad: "ese tipo es un auditor; lo envían a los sitios cuando detectan algo raro. Sé que tú no tienes nada que ocultar, pero si le tratas bien, ganarás puntos".
Al Buseriano le horrorizó la noticia. No hacía falta mucha habilidad o magia para descubrir su pequeño engaño contable, y ese tipo sería un experto en esas cosas. Había que hacer algo. Pasó una noche sin dormir concibiendo su horrible plan.
No funcionaría el truco que había empleado con Lankoros. Aki no era un granjero bárbaro, sino un sabio Buseriano, conocedor del mundo; había que descartar el soborno y la complicidad: eran arriesgados si Aki era medianamente honrado, y probablemente lo fuera. Aki tenía que morir. Pero, he aquí el dilema, si moría al poco tiempo de llegar, aquellos que lo habían enviado sospecharían de él. Hacía falta una cabeza de turco... Nada mejor que una asesina rebelde heortlinga escondida en el fuerte... Nabugash decidió consultar el tema con Lankoros. ¿Y no tratarían más tarde de enviar otro auditor? Sí, pero tardarían... ahora Nabugash ya sabía que iban detrás de él y tendría tiempo para camuflar los "errores" en los libros, y para hablar con Pachissi.
El bueno de Lankoros fue a visitar a Kardala Ocho-Cuchillos y le dijo que no sabía los problemas que tenía, pero que debía advertirla de la visita de un supuesto contable llamado Aki Logur, pero que en realidad era un soldado retirado, agente secreto de la Palabra Pronunciada, cuyo verdadero nombre era Baldakus Orantus.
El nombre de Baldakus Orantus no le era indiferente a Kardala Ocho- Aunque jamás lo había visto, ese era el soldado lunar que había violado y matado a su madre. Por supuesto que Lankoros conocía ese hecho, y mintiendo a Kardala había conseguido incitarla al crimen sin que pareciera que la idea era suya. La asesina vigiló la llegada de Aki con su esposa y observó la casa en la que se alojaban. Esa misma noche entró en silencio, forzando la puerta, y se deslizó hasta la alcoba del contable, para clavar un cuchillo en su abdomen. A pesar del sigilo, la mujer despertó y contempló la escena horrorizada, sólo durante un segundo antes de que un cuchillo la degollara. Tras la sangrienta escena, Kardala se ofuscó en su odio, perdiendo la razón, ya que no la inteligencia. Decidió entonces aprovechar el incidente para acrecentar los rumores de ogros infiltrados en el ejército lunar. Eso descreditaría a los lunares y fomentaría la rebelión. No se atrevió a mordisquear los cadáveres, pero sí les arrancó los corazones, cargándolos en una bolsa. Pues es conocimiento popular que los ogros arrancan a veces los corazones de sus víctimas como su más preciado manjar.
Saludos,
Antonio
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