No tienen voz ni voto en el grupo, se limitan a decir "si", "no" o "como diga el grupo". A menudo es objeto de burla por parte de sus compañeros. Pagan normalmente el pato cuando la incompetencia del grupo les lleva al desastre.
Un Master que dirija a un grupo mayoritario de borregos tendrá la curiosa sensación de estar jugando solo, convirtiendo la partida en un contínuo monólogo. Esto puede trastocar la salud siquiátrica del Master, haciendo que abandone para siempre los juegos de rol o que termine en un manicomio hablando solo.
Sin este tipo de jugador, el borrachín o el lengua viperina se sentirán desamparados, en una obscena relación sadomasoquista rolera. No es raro, al fin y al cabo el lobo vive del BORREGO...
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