Y tras leer a nuestro inefable moderador, sin ánimo de ofender a nadie con este "aséptico" comentario, no meemos sobre las aguas, que están tranquilas. Y el producto de nuestra micción es calentito y oloroso. Bueno, si el vuestro no lo es os envidio. Y comentarios coñones (no intentantando ser despreciativo para con el cuantioso género femenino de esta lista), jocosos y absurdos (todos por mi parte, asumo mi ignominiosa responsabilidad, aunque esta palabra algo antiónima -chiste malo no, pésimo- es de mí) aparte, decir que digan lo que digan, los pelos del culo abrigan (al menos los míos, que son largos) y planteo una pregunta de índole pedante-intelectual: ¿Podemos considerar que la lectura de Kierkegaard ayuda a la digestión tras el almuerzo?
Un saludo: Ni
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