Como algunos ya sabéis, soy un doctorando en Comunicación, y estaba preparando una conferencia que doy en Abril sobre la violencia y el niño. Las obras audiovisuales, con mayor o menor carga artística, dejan un poso en el niño, y ampliaría yo a toda la sociedad, del mensaje que se quiere transmitir. Llevamos más de treintaiséis horas hablando de violencia y muerte por la televisión, casi sin interrupción ni opción en los cinco canales en abierto que tenemos, entrando en discursos nacionalistas centralizadores, para (en un principio como primera especulación atribuyendo a ETA el crimen) combatir otro discurso nacionalista, en este caso disgregador.
¿Qué hacemos para ello? Yo me pongo en el pellejo de alguien que
ha perdido un ser querido (creedme, estoy acostumbrado a tener que
esperar a saber si a mi padre le ha ocurrido algo cada vez que va a
ayudar a un terremoto), y lo que querría saber lo antes posible es
su estado, dónde y cómo está, pero no ver imágenes de otra gente con
miembros cercenados, pieles chamuscadas, sábanas enrojecidas con el
tinte carmesí... lo que quiero es saber qué ha ocurrido y cómo, en
caso de hacerlo, puedo ayudar.
¿Qué veo en la realidad? El fruto de la violencia. De una manera
constante, repetitiva y escabrosa. Y me veo que hace un año, podría
ser yo uno de los que iban en esos trenes, y no me siento dichoso
por no serlo, sino que me alarmo ante la crudeza de las imágenes. Y
oigo entonces a un político (no quiero entrar en que unos son
mejores que otros, el poder corrompe) decir que hay que tener mano
firme contra los terroristas, y me pongo a recordar el 11 de
Septiembre, o mejor dicho, después del 11 de Septiembre.
Libertad infinita, quitar la canción de John Lennon de la radio, arrasar en Afganistán, despropiar Irak de sus recursos naturales... y escucho parte de la declaración de Al Qaeda.
¿Cómo puede llegar alguien a entrar con una bomba en un tren,
mirar a su alrededor y ver a la gente que va a salir mutilada o
muerta, e irse? Y oigo declaraciones en la radio definiéndolos de
inhumanos, de monstruos.
Y recuerdo cómo cambiaron las películas que se hicieron tras el 11S. Películas que hablaban de tomarse la revancha cuando era necesario, de que el uso de las armas está justificado por la causa. Y yo me pregunto: ¿Importa de verdad la causa? ¿No es lo que hacen los integristas? El capitalismo para el 11 S chileno, la democracia en Irak, Dios en las cruzadas, y el dinero en todas...
¿Son realmente monstruos? Puede, pero no dudo de que también son
humanos. Tan humanos como el que dice que habría que cogerlos y
matarlos, tan humanos como el que dice que habría que darles una
muerte lenta y dolorosa, tan humanos como los que han matado.
Como decía, me llegó parte del comunicado de Al Qaeda. ¿Cuántos civiles han muerto desde el 11S por la represalia americana? Y algunos no han tenido la "suerte" (no hay suerte en morir cuando no se quiere) de hacerlo rápido, sino con hambre, miseria, enfermedad, lesiones... Pero no nos dolían, porque eran lejanos. No nos dolían, porque no eran "occidentales". Eran "orientales", término en el que metemos desde los musulmanes a los japoneses.
Son humanos, no nos engañemos. Y más debieran darnos pena para que tengan el alma tan ennegrecida para haber llegado a eso.
Si entramos en el discurso de la represalia, del ojo por ojo (y que conste que no soy creyente), si entramos, como leí en el libro de La violencia y lo sagrado, en la cadena de la venganza, no tendremos salida hasta no exterminar al otro bando, o ser exterminados. Ahora es duro pensarlo, tenemos el dolor caliente en nuestro corazón, pero cavilemos: ¿es normal que pregunten en la televisión a un niño qué piensa del terrorismo, cuando ni siquiera lo comprende? ¿Comprendemos nosotros el terrorismo, sea nacional o internacional?
5 canales y los 5 con violencia. Tenemos lo que buscamos.
Como decía al principio, no sólo busco estar viendo esas imágenes. Necesito desconectar, y poner algo constructivo. ¿Por qué no tenemos oferta diversa, tanto para el que se quiera evadir como para el que quiera reflexionar?
No nos engañemos, no pondrán una película de Charles Bronson, pero pondrán algo peor, la realidad. Ésa, que en bruto anula nuestra razón.
Yo lo que propongo es que aparezcan más imágenes de solidaridad, más posibilidades de evasión, y más opciones. No quiero que desaparezcan esas imágenes, están ahí y sería de cobardes negarlas, pero no que monopolicen nuestra atención, haciendo que si tenemos una pérdida se acreciente el duelo.
Abogo por una construcción integral. Porque el mundo no se pare, que los terroristas no consigan su objetivo, porque se vea lo buenos que somos, no la maldad. Que el mensaje sea: adiós a la violencia... y no venganza. La justicia no es venganza, sólo es justicia.
Un abrazo a todos: Antonio Roda Martínez
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