Re: La Soledad del Cazador (Historia/Mito)

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Fecha: Sat, 22 Sep 2007 21:07:17 +0000


Excelente historia, te felicito. Me ha gustado mucho.

  He escrito esto en la wiki, pero como está la lista un poco vacía   ultimamente lo pongo también aquí.


  LA SOLEDAD DEL CAZADOR   Esta es la historia que Rurik, devoto de Odayla, contó a su hijo   Hareth poco después de que éste se iniciara en el mismo culto que su   padre.

  Ambos acababan de regresar a su hogar después de una semana cazando.   La caza había ido bien para ambos, cada uno en solitario, con la única   compañía de sus respectivos compañeros felinos, los cuales se   encontraban en ese momento dormitando ante el fuego de una chimenea.

  Hareth se encontraba a gusto. Desde que se convirtió en un adulto su   vida no había hecho más que mejorar. Le gustaba la caza y la vida al   aire libre, el Bosque de las Liebres era el lugar en el que se sentía   más libre y en paz consigo mismo. Junto a su compañera lince Jaheera,   los dos solos ante la naturaleza. Ahora comprendía plenamente el   sacrificio que había hecho su padre durante años para poder cuidarle,   después de que su madre muriera en su parto.

  Pero no pensaría en eso ahora. No era momento de lamentarse por el   pasado, se sentía demasiado bien. A pesar de estar de vuelta en el   Clan. Allí se sentía extraño, ahogado, como si las paredes le   impidieran respirar con facilidad. Se sentía cohibido ante las   multitudes, ante la mayoría de la gente.

  Las relaciones sociales no eran lo suyo, desde luego. Con muy poca   gente se sentía cómodo.

  Estos días se había estado formando una pregunta en su cabeza. Sabía   que se lo tenía que comentar a su padre, y éste parecía ser el momento   adecuado.

  Odayla se encontraba cazando un magnífico ejemplar de ciervo. Con su   pericia habitual, le tendió una trampa y le atacó por donde menos se   lo esperaba, cayendo inerte sin ni siquiera darse cuenta de que estaba   siendo cazado. Después de devolver el espíritu del ciervo al seno de   su madre para que pudiera renacer, procedió a comerse el hígado como   premio por una buena caza, y posteriormente empezó a cortar la carne y   tratar las pieles.
  Ese mismo día, mientras descansaba en un claro del bosque un grupo de   hombres armados a caballo se le acercaron. Él les hizo la señal de   hospitalidad, invitándoles a participar de su fructífera caza. Pero   estos extranjeros no entendian de hospitalidad, y a cambio de su   ofrecimiento le miraron con desdén y le dijeron:

  Ellos eran muchos y bien armados, y Odayla se encontraba solo, así que   no tuvo más remedio que hacer ver que los seguia y en cuanto se   despistaron un poco huir y esconderse. Intentaron seguirle pero sus   habilidades de rastreo no tenían nada que hacer contra Odayla.   Desgraciadamente no dejaron de seguirle. Los siguientes días fueron   complicados, los guerreros no podían encontrarle pero le complicaban   mucho la caza. No podía dormir bien ya que sabía que le seguían y   debía estar siempre atento, y al estar siempre cerca las presas   notaban su presencia y huían.
  Unos días más tarde, un Odayla famélico se encontró con su hermano   Ormalaya que acababa de cazar una presa. En cuanto le vió, éste le   dijo:

- ¡Hermano! Hacía tiempo que no te veía. Te veo delgado, ven,
  compartamos la carne de esta presa.

  Odayla comió con hambre y prisa, echando miradas furtivas y siempre   atento a quién pudiera acercarse. Su hermano notó su extraño   comportamiento, y al acabar la comida le dijo:

  Odayla le explicó a Ormalaya lo que le había ocurrido, y la vida que   había llevado los días anteriores. Entonces su hermano le respondió:

- ¡Pero hermano! ¿Cómo se te ocurre no venir a pedir ayuda? Ven
  conmigo, trazaremos un plan para emboscar a esos guerreros y acabar   con ellos.

  Y así, poco después los guerreros de la Tribu del Fuego encontraron de   nuevo a Odayla y le persiguieron. Pero esta vez les esperaba una   sorpresa, los Hermanos del Trueno les estaban esperando y entre todos   acabaron fácilmente con ellos.

  Así fue como Odayla aprendió que incluso el más solitario de los   hombres necesita ayuda y compañía de vez en cuando. Mucho tiempo   después, durante la Gran Oscuridad, no olvidaría esta lección y   ayudaría a muchos clanes desesperadaos a sobrevivir por sí mismos sin   tener terreno que cultivar, y esconderse de la criaturas del Caos.

  Después de unos segundos de silencio, Hareth asentió, comprendiendo lo   que le había explicado su padre.

  -"Bueno, ya está bien." - dijo Rurik. "Vamos, tienes que practicar más   con el arco."    


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