La Ciudad de las Maquinas: recopilacion

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Fecha: Thu, 07 Apr 2005 20:06:49 +0000


Transcribo las referencias a la Ciudad de las Maquinas que he encontrado en los libros oficiales, por si a alguien le interesase. Aun no he tenido tiempo de analizar toda la informacion que he encontrado en la red, pero he visto que hay cosas interesantes.

Ciberneticos saludos,
MG



En el lejano oeste del continente vive una raza de sacerdones que creen que los dioses y los esp�ritus sean reales, y quienes les roban regularmente su fuerza vital mediante una magia cruel. Nos acusan de tener "falsos dioses", pero fueron ellos quienes ayudaron a Gbaji, el Embaucador, y a Arkat, el Traidor.

En la Segunda Edad, cuando los hechiceros fueron liderados por el Emperador Ilotos, se llamaron los Aprendices de Dioses. Intentaron esclavizar a todos los pueblos, y promovieron el culto de sus falsos dioses por encima de los dioses reales de todo el mundo. Fueron muy astutos, y pod�an hacer magia que nadie m�s era capaz de hacer. Pero fallaron al no ver m�s all� de siete generaciones, y no cimprendieron la ramificaciones ocultas de sus acciones.

En una cierta ocasi�n fueron muy astutos. Los hechiceros malvados construyeron en el oeste una parodia del dios Mostal, quien era el Hacedor. Para herir m�s a Mostal, el nuevo dios fue construido sin respeto o dignidad, y a pesar de que pod�a hacer casi todo lo que un dios real era capaz de hacer, no estaba vivo.

Al principio �nicamente unos pocos cre�an en �l. Lo llamaban el Zistor, y dec�an que ten�a una nueva fuente de poder y de conocimiento. Los zistoritas dec�an que pose�an una nueva comprensi�n del mundo, que les permit�an separarse de la realidad mundana y dividir el cosmos en componentes, a su voluntad. De esa forma, construyeron un lugar para ellos mismos, y se ajustaron en el nuevo lugar. La Filosof�a Zistori se consider� una novedad, pero permaneci� en su mayor parte una creencia inpracticable durante muchos a�os hasta que Inolzi el Aprendido cre� el primer elevador de agua en espiral, el calculador astron�mico (usando engranajes), y las tijeras. Estos objetos estaban integrados en las filosof�a zistori, y los s�mbolos de culto ayudaron a explicar los mecanismos del pensamiento zistori a los reci�n llegados. Dalarok Velaroja, el famoso capit�n mercante de Slontos, fue el profeta m�s famoso de la fe zistori. Sus tribulaciones, esclavos y admiradores lo aceptaron, y su �xisto anim� a m�s gente a un�rsele. Pronto se contaron a cientos quienes cruzaban Maniria para abrazar el zistorismo, y trabajaron duramente para preparar el sistema. Despu�s de un cierto tiempo, muchas veces la gente de Kethaela rechazaron invasiones de sus ancianos enemigos de Slontos. Los pensamientos perniciosos no arraigaron en la Tierra Sombr�a, donde los viejos dioses se sustentaban diariamente con sus iniciados, sin contagiarse por sus ideas. Por este motivo Dalarok Velaroja los maldijo.

Pero en cualquier lugar en el que vivan los hombres deben ambos raciocinio y traici�n, y el Anciano no pudo preveer que ya hab�a arraigado. Y algunos de los Nuevos Conocimientos se infiltraron, y vivieron en las ciudades de Kethaela, donde crearon c�lulas de creyentes.

Un d�a Zistor el Destructor apareci�, en persona, para ayudar durante la invasi�n de Esrolia. Era un monstruo gigante, hecho de metal deslumbrante y alambres, con los que derribar las murallas de las ciudades. A trav�s de toda Maniria, los zistoritas hab�an so�ado con este momento, y estaban felices de que hubiera llegado. Les gustaba. Cuando se despertaron, muchos de ellos viajaron a la isla llamada la Ciudad de las M�quinas. All� crearon su base y se contaminaron en un sumidero de deprabaci�n desalmada. Todos en la Ciudad de las M�quinas trabajaron para convertise ellos mismos en buenas partes de la m�quina, o para hacer a la m�quina mejor. Y de esta forma Zistor creci�. Y todo el tiempo, m�s gente ten�a delirios de grandeza y se un�a a los creyentes con fervor.

Zistor ten�a un hermano malvado llamado Gorings la Espita, quien dobleg� Bingista, y otro a quien nosotros no podemos recordar m�s, e hicieron de ellos la comida de Zistor. Por dos a�os, no hubo viento en el Paso de Drag�n, hasta que se declar� un tratado de paz.

Por aquel entonces el poder de Zistor era inmenso, a trav�s de todo el Mar Interior que rodea el el Hogar del Oc�ano si fondo, gente de todo tipo pensaba en eso, so�aba en eso, e intentaba ser parte de eso. Y en alg�n momento, en alg�n lugar, la fe m�quina de Zistor se convirti� en un dios. Y cuando eso ocurri�, Orlanth pudo actuar por s� mismo. Como todo el mundo sabe, cada dios y diosa de Glorantha est� sujeto a sus promesas del Compromiso C�smico. Ninguno de ellos puede desvincularse de su ser natural, excepto que ocurra una cosa: la inminente destrucci�n del tejido del universo.

De alguna forma, Zistor y sus hermanos provocaron la respuesta de la Naturaleza misma. Fuerzas ancianas, previamente dominados por la magia de los Aprendices de Dioses, los elementos y poderes que hab�an estado encadenados, doblegados y disminuidos por la ignorancia o el designio se descontrolaron. La lucha en la Tierra Sombr�a se hab�a alargado tanto que un ej�rcito de mujeres se uni�, comprometi�ndose a terminarla si pod�a. Estaban desesperadas buscando hombres en sus tierras despobladas. Ahora con su diosa, encontraron otro camino: intentaron doblegar la isla mediante el crecimiento sobrenatural de las plantas. Pero la Gente M�quina mat� cada planta de su isla con venenos y luego las quemaron e hicieron un humo venenoso, e invocaron un viento que llev� las cenizas sobre las tierras de la diosa

As�, los enemigos de la Ciudad de las M�quinas, apoyados ahora por sus dioses, reunieron grandes ej�rcitos y se desplazaron para destruir a sus enemigos. Zistor, valiente como era, emergi� para resistir, liderando su propio ej�rcito. Al final, Orlanth derrib� a Zistor, y Mostal diestramente lo rechaz�. Orlanth liber� Bingista, y Chalana Arroy liber� al otro. Zistor trat� de resistir, ya que se supon�a que deb�a actuar como si estuviese vivo. El poderoso rechinamiento-grito de dolor cuando muri� fue terrible para todos aquellos que pudieron oirlo.

Se dice que el Emperador Ilotos se encogi� de hombros y dijo que Zistor hab�a sido un experimento interesante, despu�s sigui� comiendo. Pero a lo largo de todos los mares miles de so�adores, a quien sus placeres zistoritas les fueron cruelmente arrancados, nunca m�s tuvieron una noche de sue�o tranquilo en lo que les qued� de vida. [King of Sartar pg 95-96]

La Edad Imperial vi� muchas creaciones fant�sticas, y ninguna m�s maravillosa y terror�fica que la creada por los Aprendices de Dioses. Fueron ellos quienes construyeron la Ciudad de las M�quinas, donde sombr�as f�bricas creaban herramientas m�gicas para sus imparables ej�rcitos. Ellos crearon a Zistor el Dios M�quina para burlarse de todos los dioes del mundo; y ha Oldaram el Hombre M�quina. Capturaron a demonios y semidioses para ser sus esclavos, y fueron los creadores de la Flota Aullante que ten�an mascarones de proa vivientes que les ayudaron a limpiar el mar en muchas batallas.

Los dioses antiguos finalmente devolvieron el golpe, cuando los Aprendices de Dioses violaron el Gran Compromiso que normalmente imped�a a los viejos dioses a mantenerse al margen. Nuevos poderes afloraron a trav�s del mundo, y en el norte de Fronela el dios Ygg bendijo a Brond el Tallador con un poder m�gico. Para luchar contra los enemigos de su pueblo tall� la Serpiente Marina usando un �rbol inteligente, entonces sacrific� a su hermano para que as� bebiera de la sangre de la humanidad, entonces mat� al resto de la tripulaci�n. No sin dificultad encontr� a guerreros voluntarios para tripular la embarcaci�n viviente, y entonces zarparon para la batalla.

En la Bah�a de Astor, la Serpiente se enfrent� a la Flota Aullante. Ygg, el dios de las tormentas de hielo silenci� los aullidos de la flota y la Serpiente golpe�, sin temer a nada y preocup�ndose �nicamente de destruir los mascarones. Los marineros no fueron rivales para los guerreros salvajes de Brond, y las Flota Aullante fue puesta en fuga, condenada y destru�da en las pe�as. [Glorantha: Introduction to the Hero Wars pg 34]

Algunas ciudades, sobre todo Lylket, Jadnor y la Ciudad de los Sonidos Met�licos, eran los puesto jrustelanos m�s avanzados, los cuales se dedicaban al comercio con las razas ex�ticas que habitaban el Paso del Drag�n y con los habitantes de las ciudades de m�s al norte. Cuando los elementos se rebelaron contra los excesos jrustelanos, los trolls se ofrecieron voluntarios para ayudar a los Antiguos Poderes a aplastar a sus enemigos. Sobre todo, los trolls fueron responsables del situo y conquista de Lylket, empleando t�neles que databan de la fundaci�n de la ciudad, siglos atr�s. Consiguieron penetrar en ella en secreto y comenzaron el pillaje y la carnicer�a por su cuenta, antes de abrir las puertas para que entraran sus aliados a ayudarles. Los trolls estuvieron tambi�n presentes en el asalto de Jadnor, aunque no en gran n�mero.

La Ciudad de los Sonidos Met�licos es conocida por multitud de nombres entre los distintos pueblos. Su nombre entre los humanos era Locsil. Muchos tambi�n la llamaban la Ciudad de las M�quinas. En realidad, el t�rmino m�s conocido le viene de los sonidos infernales de maquinaria que sal�an de sus m�ltiples factor�as. Al principio los enanos protestaron por lo que consideraban un robo de sus m�s ocultos secretos, pero era poco probable que los trolls les ayudaran en tal sentido. Sin embargo, los dioses terminaron protestando cuando se dieron cuenta de que los habitantes de la ciudad fabricaban objetos m�gicos a gran escala.

La guerra de la Ciudad de las M�quinas dur� 10 a�os, y es una de las batallas �picas m�s cantadas del fin del Imperio Jrustelano. Los Aprendices de Dioses fueron ayudados por magos que viv�an cerca de la isla y por muchos refugiados de las dem�s ciudades. La lucha es recordada por todos los pueblos de la regi�n, y durante un tiempo pareci� que las Razas Antiguas iban a volver a unierse contra un enemigo com�n como hicieron en el pasado. La uni�n qued� en una simple cooperaci�n, pero ello fue suficiente para hacer caer la ciudad. Sus habitantes fueron pasados por cuchillo, sus edificios derribados y sus metales saqueados. Sus ruinas reciben hoy el nombre de Ruinas de las M�quinas, y en ellas a�n puede adivinarse la ferocidad de la batalla. La ciudad se asentaba en lo alto de un acantilado, pero no importa que la marea est� baja o alta, las olas siempre baten con fuerza la pared rocosa como si quisieran seguri destruyendo a los adversarios de la naturaleza. Los trolls dejaron all� un guardi�n m�stico, una horrible sonrea que en ocasiones se desplaza por el suelo, a�n a plena luz del dia, y en otras toma forma para volver a disiparse enseguida, buscando en los luhares m�s rec�nditos y escondidos la presnecia de extra�os que pudieran haberse atrevido a entrar en el luhar, un lugar que debe matenerse timido y olvidado. [Libro de los Trolls pg 24-25]

Las Guerras de las M�quinas fueron uno de los m�s famosos de estos desastres, y concluyeron con las destrucci�n de Los Due�os del Conocimiento y su Ciudad de los Sonidos Met�licos. Varias oleadas de b�rbaros vengativos y de aventureros se lanzaron sobre los defensores de la ciudad, los cuales recib�an constantes refuerzos m�gicos de allente el mar. A�os de guerra y escaramuzas dieron como resultado la aparici�n deun grupo de Buscadores Horicos, los cuales consiguieron la ayuda sobrenatural necesaria como para derribar a un terrible ser: la M�quina Viviente. Toda la regi�n qued� asolada por los a�os y a�os de combates. De la Ciudad de los Sonidos Met�licos s�lo quedaron las ruinas, malditas, llenas de terribles plagas, y repletas de trampas colocadas por los enanos. [Gloranta: El Mundo y sus Habitantes pg 40]

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