> Gracias por las respuestas. Me han sido de ayuda y han corroborado >más o menos lo que pensaba, excepto en que sí que se podía quitar >esa mancha caótica del cuerpo. Eso sí, lo de las busquedas heroicas >no lo tengo muy claro. Creía que las hacían los Aprendices de Dioses >(o Dios, como querais), y que cada una de ellas alteraba en cierto >modo el plano heroico hasta el punto de que podían cambiar la >historia y el plano mundano. Por eso tenía entendido que la gente >los odiaba por ello y por alterar los mitos.
La mayoría de la gente de Glorantha representa los mitos tal y como los narra la comunidad. Sus héroes pueden llevar a cabo búsquedas heroicas peculiares para conseguir efectos particulares. En general, estas búsquedas heroicas siguen el guión de lo mitos, aunque hay cosas inesperadas, cosas que no estaban detalladas, intromisiones de otras búsquedas heroicas, pequeñas innovaciones, etc. Dentro del papel de la Búsqueda Heroica, algunos héroes hacen innovaciones significativas para atender a situaciones nuevas, llevan su comunidad a otro sitio, como han hecho los grandes héroes de la antigüedad. Los mitos empiezan a contarse de otra manera a partir de ellos. Se convierten en héroes de pleno derecho.
Esta actuación de los héroes es inusual, pero todavía kosher. Lo que hacían los arkatis era mezclar los conocimientos que tenían de los mitos desde varias religiones para trazar mapas más complejos y extensos. Esto ya es peligroso. Lo que hacían los Aprendices era explorar estos conocimientos de modo sistemático y aplicar este conocimiento de modo racional para atender a fines diversos.
El conocimiento tradicional de los mitos es como la agricultura de toda la vida. La búsqueda heroica normal como los grandes agricultores que se hacen famosos en la comarca porque sus tomates son gigantescos. Las búsquedas heroicas más innovadoras son como los grandes héroes culturales que conciben modos nuevos de agricultura que se hacen tradicionales, con la ayuda o el desconcierto de la comunidad. Los arkatis son el equivalente a un tío que ha viajado por todo el mundo y mezcla distintas técnicas de agricultura. Los Aprendices de Dios son el equivalente a una multinacional que produce en masa semillas transgénicas que no se reproducen para venderte al año siguiente más semillas.
> Y ahora volviendo al tema principal, me temo que la Señora de las >Runas ha acabado la vida de su personaje aquí, al menos como >aventurera "del bien". Quiere luchar contra ello porque no quiere >hacer daño a sus amigos, ni quiere alejarse de ellos, pero siendo >caótica pondría en peligro a sus amistades y sabe que cualquiera la >atacaría.
A primera vista, parece que lo más interesante desde un punto de vista narrativo es que intente redimirse de su mancha, con grandes esfuerzos y quizás la ayuda del grupo, si la comprenden.
>Es un personaje de cinco años. Casi era mejor que hubiera muerto >porque la pueden resucitar, que ser mancillada por el Caos.
Si tu interés en la historia era amenazarlos previamente con un peligro permanente y horrible, entonces puedes decidir el personaje está "muerto", pero yo no pondría al jugador a seguir jugando, porque eso provoca frustración.
A primera vista, como digo, parece que lo más interesante es que existan posibilidades de redención (o al revés, de corrupción del grupo entero).
> ¿Cómo debería comportarse un individuo "caotizado" en contra de su >voluntad? ¿Se volvería loco con el tiempo? ¿Se volvería violento? >¿Se vería atraído por un nuevo poder? ¿Se corromperá como Gollum con >el Anillo Único? ¿Qué creeis? [...] Pero lo que quiero saber es si >vosotros creeis que el Caos es como el "lado oscuro de Star Wars" o >el Anillo Único. Es decir, ¿cuál sería la mejor forma dinterpretarlo >o llevar este tema?
El Caos se comporta de muchas maneras en el mundo. Ninguna de ellas es el Caos mismo. El Caos es una paradoja con patas. Algo que no debería estar allí. Y eso genera disfunciones a su alrededor. Esas disfunciones se parecen a las cosas disfuncionales del mundo, pero tienen un punto alien, incomprensible, extraterrestre. Su verdadero sentido es la nada, no apuntan a nada inteligible. Un poco de Lovecraft. Las manifestaciones son cosas que van a escandalizar a la gente, que la van a romper de su pequeño mundo. No son cosas que se puedan explicar con cierta lógica, como matar a alguien para conseguir dinero, aunque se puede empezar asíl.
Si os interesa explorar ese terreno y no vais a herir la sensibilidad de los jugadores yo iría ofreciendo gradualmente escenas verdaderamente chocantes y escandalosas. Cosas que os resulte casi ofensivo para vosotros mismos tratar en el juego (si ya es ofensivo y os hace daño, mejor dejarlo, pero si queréis jugar esas cosas habría que ir un poco al límite): incestos, pederastia, canibalismo. Yo que sé, lo que más os saque de vuestras casillas o los "pecados" que seáis menos capaces de comprender en vuestro grupo de juego.
El modo de instrumentarlo me parece complicado. Y además hay que tener cuidado con que se cargue el grupo o la historia. Opciones, a bote pronto:
-La víctima de la corrupción conserva plenamente su conciencia, aunque cada vez crecen y crecen y crecen las dudas, pero sigue fiel a sus ideas. Lo que pasa es que tiene algún instinto destructivo que no puede remediar y eso no deja de torturarla: psicópata serial, violar niños, comer niños, otras formas de canibalismo como devorar intestinos o hígados de la gente, matar gente y convertirla en hamburguesas, chupar sangre, qué sé yo. Habría que ir poco a poco con el crecimiento del instinto, pero tiene que ser siempre preocupante. A veces tendrá que ceder al instinto para evitar hacer algo peor (por ejemplo, devorar a un bebé para no devorar a su propio hijo) y eso será duro, duro, duro, para ella, dado que conserva la conciencia.
-La víctima de la corrupción tiene una especie de trastorno de personalidad múltiple. Cuando está poseída por el Caos hace todo tipo de maldades sin sentido y luego no se acuerda de nada y se encuentra las cosas hechas. Típico Dr Jekyll & Mr. Hyde o licantropía, claro.
-La víctima de la corrupción puede elegir en un momento dado no cometer una acción disfuncional determinada o no ceder a los instintos o las tentaciones, pero esta elección se manifiesta físicamente en una deformación abiertamente aberrante, nauseabunda o desagradable. Cuanto menos cede a la tentación caótica, más claramente va adoptando la forma de una criatura caótica que cualquier persona de bien mataría sin dudarlo.
Saludos,
Antonio
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