Re: Estrategia contra el Imperio (largo)

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Fecha: Mon, 04 Dec 2000 10:10:34 +0000


Kenrae escribi�:

> Yo creo que el punto d�bil del Imperio es su cultura tan civilizada.
> [-etc-]

No estoy muy de acuerdo, eso no tiene mucha l�gica... Dejando de lado las custiones divinas: los lunares tb tienen dioses que les apoyan tanto como a los orlanthis los suyos.

Siempre he considerado el Imperio Lunar asimilable al Imperio Romano y a los orlanthis una especie de Vikingos, Celtas o Godos. Creo que la base de la dominaci�n lunar es precisamente su grado de civilizaci�n. Un gobierno fuerte, rico y organizado puede crear un ej�rcito potente, unificado y bien coordinado, que se articule con eficacia. En cambio, sistemas tribales disgregados muy raramente son capaces de generar otra cosa que hordas de barbudos vociferantes plagados de rivalidades internas y poco cohesionados. La civilizaci�n es la fortaleza del Imperio Lunar y el sistema tribal la debilidad de los Orlanthis.

Ejemplos de este tipo de enfrentamientos entre un adversario unido por un gobierno fuerte, burocratizado y bien establecido frente a un adversario dividido y con un sistema de gobierno m�s "improvisado" son m�ltiples, y siempre se han resuelto a favor del primero: Las campa�as de Julio Cesar en la Galia, las guerras entre ingleses y escoceses, la conquista �rabe de la Pen�nsula Ib�rica, la campa�a de Italia de Napole�n, la conquista de Am�rica...

La esperanza que tienen los Orlanthis de plantar cara al Imperio pasa por que sean capaces de unificarse y asumir un liderazgo �nico e indiscutido, (una especie de Carlomagno, vamos). Si quisiese iniciar una campa�a para liberar Sartar, empezar�a por intentar unir a las tribus bajo un �nico Rey derrocando a Temertain, el rey-t�tere (�por donde anda Argrath?).

Es un hecho reconocido por cualquier estratega militar que lo que en �ltima instancia determina el curso de una campa�a es la planificaci�n log�stica y una adecuada administraci�n de los recursos a disposici�n del ej�rcito. No basta con ganar batallas, no hay una sola guerra desde Alejandro Magno a nuestros d�as que se haya ganado con una mala planificaci�n en cuanto a la provisi�n de suministros. V�ase por ejemplo los desastres de las campa�as de Rusia de Napole�n y del III Reich.

Una estrategia factible ser�a provocar una guerra de guerrillas en diversos frentes para obligar al Ej�rcito Lunar a dividir sus fuerzas. En principio, habr�a que atraer al grueso del Ej�rcito Lunar lo m�s lejos posible del centro de su Imperio, por ejemplo, iniciando el reclutamiento de un ej�rcito importante en Esrolia a principios del verano, para obligar a los lunares a plantar cara precipitadamente alargando en lo posible sus l�neas de suministro. Los enfrentamientos iniciales deber�an plantearse como meras escaramuzas, haciendo que el cuerpo del ej�rcito orlanthi se mantuviese m�s o menos intacto, y retir�ndose paulatinamente hacia el interior de Maniria llevando a cabo una estrategia de tierra quemada (para imposibilitar el abastecimiento en el propio terreno de los lunares). La idea es que los lunares se conf�en y se lancen en persecuci�n de los b�rbaros mientras se alejan cada vez m�s del �rea de influencia de la luna roja y pierden contacto con el centro del Imperio. Cuando las fuerzas lunares estuviesen suficientemente lejos de sus puntos de suministro principales, con los primeros fr�os, acciones de hostigamiento coordinadas de las tribus orlanthis de Sartar deber�an cortar las l�neas de suministro lunares mientras en Maniria el Ej�rcito Lunar se agota plantando cara a los orlanthis en m�ltiples frentes. Un ej�rcito en semejantes condiciones (sin comida, sin material de refresco, dividido, sin tropas de refuerzo y tras meses acampando en fr�as tiendas de campa�a con una asistencia m�dica deficitaria) no tarda en desmoralizarse y resulta mucho m�s f�cil de vencer por simple agotamiento. Ello, con el esfuerzo a�adido de tener que enfrentarse a las guerrillas en Sartar, puede ser demasiado incluso para un ej�rcito como el lunar.

Este plan no tendr�a muchos visos de exito frente a un enemigo competente como Fazzur, que prever�a la maniobra de Esrolia y preferir�a acantonarse en Sartar fortificandose y controlando la situaci�n en el Paso del Drag�n. Pero las intrigas pol�ticas en Glamour nos dan esperanzas en ese sentido: Fazzur ha sido depuesto y el nuevo General Provincial es un noble incompetente, militarmente inepto y sediento de gloria que no dudar� en picar el anzuelo...

A vuestras �rdenes
General Quackjohn

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