Saludos,
Alejandro
>Como anécdota, contaré que una vez jugando (a lo que a los Rqeros no
>se les puede ni nombrar, D&D) tuve mala suerte y me salió un
>personaje bastante cutre. Yo, mosqueado, le dije a mi master que mi
>personaje cogía su espada y se la metía por... y se suicidaba. El
>master, para darme una lección (y encabronarme más) me pidió una
>tirada para ver si lo hacía bien, la pifié (¡que suerte!) y apareció
>la guardia del pueblo. Puesto que estaba prohibido el suicidio, me
>iban a arrestrar. Se me olvidó lo del suicidio, pues estaba cabreado
>de que con semejante personaje no pudiera ni suicidarlo tranquilo, y
>sin pensarlo dos veces decidí atacar a los guardias. Como era de
>esperar acabó enchironado, sin armas de ningún tipo, entonces dije
>que mi personaje no comería, pero tras una semana y no superar una
>tirada de personalidad no pudo aguantar las ganas de comerse la
>bazofia que le servían todos los días (no era broma, el personaje era
>malísimo). Pero en fín, tras dos semanas lo liberaron (mientras los
>demás estaban de aventuras), pero hizo amigüitos en la cárcel y se me
>pasaron las ganas de matarle (había aprendido una lección). Pero
>esperando en el pueblo a que dentro de dos días llegaran mis
>compañeros, la noche anterior le metí en un jaleo con un tahúr que le
>clavó una daga (sabiendo que era débil y patoso debería haber huído,
>pero soy así de cabezota) y cayó muerto unos asaltos más tarde (con
>lo que me volví a cabrear).
>Moraleja, no se muy bien si este cuentecito le podrá entretener o
>servir a alguien pero ya que el e-mail lo he escrito, pues lo
>mando!;-))
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