El Héroe CuChulainn.

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Fecha: Wed, 12 Dec 2001 14:41:35 +0000


Buenas colisteros...

Pues vamos a atender una petición:

> ¿Desequilibrado? ¿Por qué? Nadie dijo que Cu Chulain estuviera
> desequilibrado, él era un héroe por encima del mundo y sus hazañas
> y peligros estaban a su altura.

Que alguien me cuente algo sobre Cu Chulain. Please
                 

JAM Mira tú que el otro día estaba uno de mis barcos navegando "por ahí" y se encontró (oh, casualidad!) con los restos de un naufragio del todo fortuito que no tuvo supervivientes... Y en un arcón había unos interesantes documentos que milagrosamente sobrevivieron al desastre. Bueno, unos libros y un cargamento entero de finas sedas. ¿Alguien quiere sedas fornitianas a buen precio? ;)))

Pues al grano: CuChulainn es el "héroe nacional irlandes" mitológico y como tal fué tema de estatuas, cuadros, fabulación nobelesca y demás, sobretodo en los siglos XVIII y XIX, que son los del famoso
"nacimiento de las nacionalidades".

De genuino, genuino... pues es difícil saber qué es propio y qué no. Pero lo que apuesto que os sorprende es el estilo tan peculiar de esta leyenda, desde luego muy alejada de lo que estamos acostumbrados. Parece que aquí los HEROES sean sólo una panda de chulos maleantes y pendencieros que se dedican a "bacilar"...

(Casi la idea que tendrá un Lunar de un Orlanthi!) ;)))

En fin. Aquí te largo una mini historia que tengo en un libraco y que acabo de escanear esta mañana, agobiao de estudiar... (pa que luego te quejes, difusor del CAOS por interné!!!)



MITOLOGIA CELTA La saga de Cuchulainn

El mundo pagano celta de la Edad de Hierro en el Ulster (antiguo Ulaid) queda reflejado gráficamente, aunque como fantasía mitológica, en el ciclo de la tradición oral irlandesa. El joven héroe de los relatos era CuChulainn, que guarda cierta semejanza con el galés Pryderi: en sus nacimientos aparecen potros de los que, más adelante, serán dueños los héroes; y ambos alcanzan la fama en vida. Estas historias eran la educación de los jóvenes nobles celtas, quienes tomaban como modelo de comportamiento guerrero juvenil las vivas descripciones de los personajes heroicos. Detalles como las armas en miniatura y el equipo deportivo reflejan el entrenamiento militar y atlético que recibían.

Los siguientes extractos de la Saga de Cuchulainn proceden de un manuscrito del siglo XII conocido como The Book of the Dun Cow, la versión escrita más antigua que se conserva sobre los cuentos de CuChulainn y los héroes del Ulster. Los temas variados y las características míticas de los relatos indican unos orígenes paganos, con la aparición de los dioses celtas Lugh y Cu Rui disfrazados de hombres.

Del mismo modo que en el relato del galés Pwyll, el narrador presenta a su público un mundo celta "real" en apariencia, con ciudades fortificadas y nombres de lugares conocidos. No obstante, el mundo "de hadas" sigue estando presente: los lugares "reales", como los enterramientos de New Grange (el antiguo Bruig na Boinde), ejercen una influencia magica, los héroes nacen y realizan hazañas sobrehumanas. La historia comienza con la aparición de unas aves extrañas que llevan cadenas de plata. Al igual que las cadenas de los hijos de Lir, son un símbolo de su naturaleza sobrenatural y el narrador las utiliza para transportar a los guerreros, y al público, a un mundo fantástico.

EL NACIMIENTO DE CUCHULAINN Durante el reinado de Conchobar en el Ulster, sus jefes se percataron de una bandada de pájaros que se alimentaba con la hierba de la llanura que hay junto a Emuin Machae; comieron hasta despojar a la tierra de su manto, hasta donde llegaba la vista. Los guerreros eran cazadores de aves y partieron en sus carros con el fin de perseguir a los pájaros sin descanso. Dechúre conducía el carro de su hermano Conchobar, y nueve carros se apresuraron a través de la llanura en pos de los pájaros. Estos volaban en parejas unidos por una cadena de plata, y volaban y cantaban de un modo tan hermoso que encantaron a los guerreros del Ulster.

La noche acechaba y los hombres buscaron cobijo, pues estaba nevando. Un hombre les recibió en su choza y les dio alimento y bebida, y los guerreros quedaron satisfechos a la caída de la noche. El anfitrión les anunció que su mujer estaba a punto de dar a luz, y pidió ayuda a Dechúre. Los hombres trajeron de la nieve un par de potros recién nacidos y los ofrecieron al niño, que era atendido por Dechúre.

A la mañana siguiente, los guerreros se despertaron y vieron al niño y a los potros, pero las extrañas aves y la casa habían desaparecido; estaban justo al este del Bruig. Regresaron a Emuin Machae, donde el niño creció durante muchos años, hasta que de pronto enfermó y murió. El corazón de Dechúre lloraba la muerte de su hijo adoptivo. Pidió agua y le trajeron un cuenco de cobre, pero cada vez que se lo llevaba a los labios, te saltaba una pequeña criatura a la boca, y cuando ella miraba en el interior del cuenco, no veía nada. El descanso de Dechúre se vio interrumpido por un sueño con el hombre de la casa fantasma. El le decía que su nombre era Lugh, hijo de Ethniu, que la había atraído hacia la casa, y que ahora ella llevaba la semilla de su hijo: el niño había de llamarse Setanta, y se le tenían que entregar los dos potros, que eran sólo para él.

Cuando los hombres del Ulster vieron que Dechúre llevaba un hijo, se preguntaron si el padre sería el mismo Conchobar, pues hermano y hermana dormían juntos. Conchobar salvó su vergüenza desposando a su hermana con Sualtam, hijo de Roech. Sin embargo, a Dechúre le mortificaba tener que dormir con su marido mientras llevaba en sus entrañas el hijo de otro hombre; así pues, una noche se acostó sola y aplastó a niño que llevaba dentro. Pero Sualtam no tardó en volver a dejar encinta a Dechúre, que tuvo un hijo.

 LAS PRIMERAS HAZAÑAS DE CUCHULAINN (SETANTA) Conchobar había perdido la lealtad de algunos jefes del Ulster tras asesinar a los hijos de Usnach. Estos hombres se habían desplazado hasta Connaught, al oeste de Irlanda.

Uno de ellos, Fergus, relató la niñez de CuChulainn a sus anfitriones, Ailill y Medb, rey y reina de Connaught:

"Creció en Mag Muirthemni, al sur del Ulster. Un día, Sualtam y
Dechúre hablaron a su hijo sobre los famosos niños de Emuin Machae, a quienes Conchobar contempla mientras juegan cuando él no está entretenido en un juego de mesa o bebiendo antes de irse a la cama. CuChulainn preguntó a Dechúre si podía ir a ver a los niños.
"Debes esperar hasta que un guerrero del Ulster pueda acompañarte", le
respondió.
"Yo quiero ir ahora", replicó CuChulainn. "¿Qué camino debo tomar?".
"Ve hacia el norte", le contestó su madre, "pero ten mucho cuidado,
pues la ruta está llena de peligro?.
"Iré de todas formas", dijo CuChulainn, y partió con sus armas de
juguete, una lanza diminuta y un escudo; también llevó su palo y su pelota de hurling, con la esperanza de jugar con los niños de Emuin Machae.
"Una vez en Emuin, se encaminó derecho hacia el campo de juego, sin
solicitar primero la protección de los otros jugadores. Los niños se enfadaron por esta falta de cortesía, pues todos conocemos las reglas de comportamiento en un campo de juego. Le dijeron que se retirara del campo y los ciento cincuenta muchachos le arrojaron sus lanzas; todas ellas quedaron incrustadas en el diminuto escudo de CuChulainn. Le lanzaron tres veces cincuenta pelotas, y él detuvo cada una de ellas con el pecho. Le arrojaron sus ciento cincuenta palos de hurling, pero él los cogió todos.
"CuChulainn estaba furioso: se le erizaron los cabellos y echaban
chispas de ira. Cerró un ojo hasta alcanzar el tamaño del ojo de una aguja, el otro lo abrió hasta alcanzar el tamaño de un cuenco. Hizo tal mueca que se le veía hasta el estómago, y sus dientes brillaban de oreja a oreja. La luna del joven gran guerrero se alzó sobre su cabeza. Yo estaba jugando al ajedrez con Conchobar cuando nueve de los niños entraron corriendo, perseguidos acaloradamente por CuChulainn. Otros cincuenta ya estaban fuera, donde los había derrotado.
"Esto no es deportivo", gritó Conchobar.
"Ellos son los malos deportistas", contestó CuChulainn, "porque yo
quería jugar con ellos, y ellos intentaron apartarme del campo de juego".
"¿Cómo te llamas?", preguntó Conchobar.
"Soy Setanta, hijo de Sualtam y de tu hermana Dechtire".
"¿Por qué", preguntó Conchobar, "no pediste la protección de los otros
i ugadores?".
"Nadie me ha enseñado las reglas", contestó CuChulainn.
Entonces ¿quieres que te proteja tu tío?", le preguntó Conchobar.
"Sí", dijo CuChulainn, "pero una cosa te pido, y es que se me permita
encargarme de la protección de los ciento cincuenta niños". Conchobar asintió a la petición, y todos se encaminaron hacia el campo de juego y los niños a quienes Cuchulainn había derrotado se alzaron al ver a su nuevo héroe.

Conall, otro de los jefes del Ulster, continuó la historia:

"Conocimos al chico cuando vivíamos en el Ulster, y daba gloria verle
crecer. Poco tiempo después del episodio en el campo de juego que Fergus ha relatado, CuChulainn se vio envuelto en más aventuras heroicas.

"Culann, el herrero, invitó a Conchobar a una fiesta. El rey del
Ulster no podía llevar consigo demasiada compañía, dado que el herrero sólo poseía la riqueza que se ganaba con las manos y las tenazas. Así pues, se decidió que sólo le acompañaran sus cincuenta campeones favoritos. Antes de salir de Emuin, el rey hizo una visita al campo de Juego para despedirse de los niños; CuChulainn estaba jugando con los ciento cincuenta niños a la vez con una sola mano, y estaba ganando. Cuando intentaban meter la pelota en la portería, CuChulainn se defendía solo y paraba todas las pelotas. Después, en el combate de lucha, los arrojaba a todos al suelo; sin embargo, los ciento cincuenta no podían con él. En el juego de quitarse la ropa, él despojaba a todos de sus vestiduras sin ni siquiera perder el broche.

"Conchobar se maravillaba ante las proezas de su sobrino y consultó
con sus hombres si CuChulainn seguiría realizando semejantes hazañas heroicas cuando se hiciera hombre: todos estuvieron de acuerdo en que sería así. "Ven con nosotros a la fiesta de Culann", dijo Conchobar.
"Quiero terminar de jugar", contestó CuChulainn, "después os seguiré".
En la fiesta, Culann el herrero preguntó a su invitado real si estaban todos presentes. "Sí", contestó Conchobar, olvidando a su hijo adoptivo, "y tenemos ganas de comer y beber". "Muy bien", dijo el herrero, "cerremos las puertas y disfrutemos; mi perro cuidará del ganado en los campos: ni un hombre se le escapará, porque para sujetarle hacen falta tres cadenas y, en cada cadena, tres hombres".

"Mientras tanto, el niño iba de camino hacia la fiesta y, para
distraerse, primero lanzaba la pelota al aire, y detrás el palo de hurling; arrojaba la lanza y corría para alcanzarla antes de que llegara al suelo.
 Al entrar en el patio de Culann el herrero, el perro fue a por él. Conchobar y sus hombres oyeron el alboroto y, asomados a las ventanas, contemplaron a CuChulainn luchando contra el perro con sus manos. Lo agarró por el cuello y el lomo y lo lanzó contra una columna, destrozándolo en mil pedazos. Hicieron pasar a CuChulainn dentro de la casa. "Me alegro por tu madre", dijo Culann, "de que estés vivo. Pero ese perro guardaba todos mis bienes, y ahora estoy perdido". "No temas", dijo CuChulainn, "yo criaré para ti un cachorro como éste y, hasta que sea lo suficientemente grande para defender tus propiedades, yo mismo seré tu perro guardián".
"Entonces te llamaremos CuChulainn, 'el perro de Culann', de ahora en
adelante", dijo Conall.

Estas eran las hazañas de un niño de seis años", dijo Conall.
"¿Qué no podremos esperar de él ahora que tiene diecisiete?".

LA FIESTA DE BRICRIU Bricriu "Nemthenga" (Lengua Venenosa) invitó a Conchobar y a sus hombres a una fastuosa fiesta en una hermosa casa, construida especialmente para la ocasión. En frente de la casa Bricriu hizo construir una choza con enormes ventanales de cristal para poder ver lo que sucedía dentro, pues estaba seguro de que los hombres del rey no le permitirían cenar con ellos.

Antes de la fiesta, Bricriu visitó a Loegaire, a Conall Cernach y a CuChulainn, tres de los mayores héroes del Ulster, y les habló del premio de su fiesta, reservado para el campeón de campeones: "Serás rey de Irlanda entera", dijo Bricriu a cada héroe, "si ganas el premio del campeón. Recibirás un caldero lo bastante grande como para albergar a tres guerreros, lleno de vino. Y tendrás un oso, alimentado durante siete años con leche y grano en primavera, cuajadas y leche dulce en verano, trigo y bellotas en otoño y carne y sopa en invierno. Y tendrás una vaca de alcurnia que durante siete años ha pacido brezo y leche, hierbas del prado y maíz. Y, además, recibirás cien pasteles grandes de miel. Este es el premio destinado sólo para ti, porque sólo tú eres el más grande de los hombres del Ulster. Reclamarás el premio tan pronto como dé comienzo la fiesta". Así tentó Bricriu a cada héroe y regresó para finalizar los preparativos de la fiesta.

Los hombres del Ulster llegaron en el día señalado para la fiesta, y tanto ellos como las mujeres se situaron en el salón de acuerdo con su rango. Cuando todo estuvo listo, los músicos comenzaron a tocar y Bricriu anunció lo siguiente: "A este lado se encuentra el lote reservado para el campeón. Que gane el mejor". Y con esas palabras abandonó el salón y entró en la choza.

Como Bricriu había imaginado, Loegaire, Conall Cernach y CuChulainn comenzaron inmediatamente una disputa, que desembocó en lucha. Conchobar se metía entre ellos y Senchae, el hombre más viejo y más sabio de los del Ulster, dijo: "Durante la fiesta no debería haber luchas. Esta noche el lote se dividirá entre vosotros tres y mañana le rogaremos a Ailill, rey de Connaught, que medie en la disputa". Todos estuvieron de acuerdo con estas palabras de sabiduría y no tardaron en alegrarse con la comida y el vino.

Mientras tanto, Bricriu estaba en su choza planeando cómo enfrentar a las mujeres nobles del Ulster entre sí. En ese momento Fedelm, la esposa de Loegaire, salió de la casa. "Sin lugar a dudas", le dijo Bricriu, "eres la esposa del mayor héroe de Irlanda. Si consigues que las mujeres del Ulster vuelvan a la casa esta noche, serás la primera dama del Ulster para siempre". Y Bricriu hizo la misma promesa a Lendabair, esposa de Conall Cernach, y a Emer, esposa de CuChulainn. Llegó el momento de que las mujeres se reunieran con sus esposos en el salón. Comenzaron a andar con paso majestuoso pero, a medida que la casa se iba haciendo visible, apretaron el paso cada vez más, hasta que acabaron cogiéndose los vestidos y corriendo. Los hombres del Ulster oyeron el barullo y, pensando que era un ataque, atrancaron las puertas del salón. Las mujeres golpeaban las puertas desde el exterior, pues las tres querían ser primera dama del Ulster. CuChulainn empleó su gran fuerza en alzar una pared de la casa y Emer pudo así deslizarse hasta el interior y reclamar el premio.

Los festejos continuaron, pero no pasó mucho tiempo antes de que los tres héroes y sus esposas comenzaran una nueva pelea sobre el premio del campeón. Se decidió que los tres deberían viajar en sus carros para visitar bien al rey de Munster, Cu Roi, hijo de Daire, bien a Ailill y Medb, rey y reina de Connaught: alguno de ellos acabaría con la disputa. Los tres compitieron entre sí en dirección oeste, a través de colinas y llanos, hacia Connaught y Munster, y la tierra temblaba por donde pasaban.

Medb oyó el alboroto desde la ciudadela en Cruachu y rogó a su hija Findabair que fuera a la torre de la casa del guarda en el fuerte, y le describiera quién se acercaba con semejante furia:

En el primer carro veo un hombre de largos cabellos: lleva trenzas y cambia de color de la raíz a las puntas, del castaño al rojo sangre y al amarillo dorado". "Seguro que ese es Loegaire", dijo Medb, "y matará a todos los de Cruachu".

En el siguiente carro hay un hombre con la más hermosa de las melenas, trenzada como las crines de sus caballos, y su rostro reluce con matices rojos y blancos. Lleva una capa azul y carmesí y porta un escudo con el borde de bronce y el ombligo amarillo; en la otra mano sostiene una lanza de un rojo encendido y los pájaros se abalanzan sobre él". Ese debe ser Conall Cernach", dijo Medb, "y nos cortará a todos en pedacitos".

"Y el tercer carro% prosiguió Findabair, "es arrastrado por los
caballos más veloces: uno es gris y el otro es negro, y galopan más deprisa que los pájaros y expulsan ráfagas de relámpagos por la nariz. Y el guerrero es un hombre triste y oscuro, el hombre más bello de Irlanda; veo su blanco pecho por debajo de la túnica escarlata, que recoge con un broche dorado; sus ojos brillan como joyas de rojo dragón y sus brillantes mejillas sonrosadas están encendidas, mientras salta encima de su carro como un salmón". Ese es CuChulainn", gritó Medb, "y su furia nos convertirá en polvo".

 Medb recibió a los héroes con una tina de agua para que se refrescaran y cincuenta mujeres para que les atendieran en sus habitaciones. Luego los héroes les dijeron a Ailill y Medb que habían ido para pedir su opinión en la disputa sobre el premio de Bricriu; y todos maldijeron a Bricriu por sembrar discordia.

Ailill no podía decidirse por ninguno de los tres concursantes, así que Medb se encargó de emitir el juicio: "No hay ninguna dificultad en juzgarlos", dijo Medb a su esposo, "pues Loegaire es tan distinto de Conall Cernach como el bronce rojizo del oro blanco, y Conall Cernach es tan distinto de CuChulainn como el oro blanco del oro rojo". Ella llamó a Loegaire: "Yo te elijo como rey de toda Irlanda", dijo Medb,
"y tú recibirás el premio del campeón; regresarás a donde están
Conchobar y los hombres del Ulster y les mostrarás esto como prueba de nuestra elección". Y le dio una copa de bronce, cuya base llevaba un adorno con un pájaro en oro blanco, y Loegaire vació el vino en ella, y se reunió con sus cincuenta mujeres en la cama.

Después, Medb llamó a Conall Cernach y le dijo lo mismo, y le dio una copa de oro blanco con un pájaro dorado en la base. El también vació el vino y se fue a la cama; a sus cincuenta mujeres se unió Sadb Sulbair, hija de Ailill y Medb.

Finalmente llamó a CuChulainn, y Ailill se unió a ella para emitir el juicio. El héroe recibió una copa de oro rojo, y el pájaro de la base estaba tallado en una piedra preciosa de incalculable valor. "Tú eres el campeón de campeones", dijeron el rey y la reina de Connaught, "y tu esposa Emer es, a nuestro juicio, la primera dama del Ulster. Regresa donde está Conchobar mañana y reclama el premio". La princesa Findabair compartió el lecho con CuChulainn.

A la mañana siguiente, antes de partir, los héroes animaron a la corte con sus competiciones. jugaron a lanzar la rueda: Loegaire sólo consiguió alcanzar la parte superior de la pared del salón; Conall Cernach golpeó una viga del techo, con el consiguiente aplauso por parte de la juventud de Connaught; pero el tiro de CuChulainn se estrelló contra la viga con tal fuerza que la rueda salió disparada por el tejado y aterrizó a cierta distancia en el exterior.

Después, CuChulainn cogió las agujas de las ciento cincuenta mujeres y fue lanzándolas al aire una por una, de modo que cada una se iba metiendo en el ojo de la anterior formando una cadena. Devolvió las agujas a sus propietarias, vitoreado por la multitud que se había congregado en el patio. Los tres héroes se despidieron de Ailill y Medb y de la gente del fuerte de Cruachu, y regresaron al Ulster por separado.

Algunas aventuras retuvieron a Conall Cernach y CuChulainn y, cuando finalmente alcanzaron el fuerte de Conchobar en Emuin Machae, Loegair ya había llegado y anunciado la noticia de su falsa muerte, Sualtam, padre de CuChulainn, puso fin a las muraciones que siguieron a esta noticia, invitando a todos a una fiesta de bienvenida. "¿Por qué no dejar que otro héroe reclame el premio del campeón?", dijo uno de los hombres del Ulster durante la celebración. "Bien es cierto que, si alguno de estos tres hubiera sido elegido durante su estancia en Cruachu, habría traído a su regreso una señal como prueba". Ante semejante desafío, Loegaíre mostró su copa y reclamó el premio de Bricriu. "El premio es para mí", dijo Conall Cernach sacando su copa,
"pues mi copa es de oro y la tuya sólo de bronce". "Entonces yo soy el
campeón de campeones", exclamó CuChulainn, y mostró a la concurrencia la copa de oro rojo con el pájaro tallado en la piedra preciosa.

"Ailill y Medb han expresado su opinión" gritaron Conchobar y los
hombres del Ulster. "Te otorgamos el premio del campeón". Pero Loegaire y Conall Cernach se negaron a reconocer la decisión y acusaron a CuChulainn de sobornar a Ailill y Medb. Una vez más, se desenvainaron las espadas. Conchobar impidió el combate y Senchae el Sabio declaró que los tres deberían acudir a Cu Roi de Munster para solicitar un veredicto final.

Cuando alcanzaron el fuerte de Cu Roi se encontraron con que éste estaba ausente, pero Blathnat, su mujer, había recibido instrucciones de ofrecerles bebida y comida hasta el retorno de su esposo, Tras la cena, Blathnat comunicó a los tres que cada noche debía hacer guardia uno de ellos por orden de Cu Roi. Esa noche era el turno de Loegaire, porque era el mayor. A la puesta del sol, sintieron cómo el fuerte giraba como una noria, pues Cu Roi lo hechizaba todas las noches para que ningún enemigo encontrara la puerta de entrada después del anochecer.

Loegaire hizo la guardia mientras los otros dormían. Cuando empezó a 
clarear por el oeste, un gigante emergió del océano. Aunque estaba muy 
lejos, a Loegaire le pareció tan alto como el cielo. A medida que 
avanzaba, Loegaire se percató de que llevaba enormes troncos de árbol en los puños y los lanzaba hacia él. No dieron en el blanco y el gigante enfurecido tomó a Loegaire en su puño como si fuera un niño de pecho y lo aplastó como lo hubieran hecho dos piedras de molino. El gigante dejó caer a Loegaire sobre los muros de Cu Roi. Cuando los otros encontraron su cuerpo moribundo, pensaron que había intentado trepar por el muro en desafío hacia ellos.

A la noche siguiente le tocó el turno a Conall Cernach y el mismo gigante le causó los mismos daños que había sufrido Loegaire.  CuChulainn tuvo que vigilar la siguiente noche, una noche aciaga, pues se había profetizado que un monstruo del lago que había bajo la ciudadela devoraría a cualquiera que morara en la zona. justo antes del amanecer hubo gran movimiento de aguas que sorprendió a CuChulainn profundamente dormido; miró por encima del muro y vio al monstruo, que se alzaba muy por encima de las aguas del lago. Este giró la cabeza y atacó el fuerte, abriendo su enorme bocaza para engullir una cabaña tras otra. CuChulainn dio un gran salto en el aire, incrustó el brazo en la garganta de la bestia y le arrancó el corazón.

Apenas si había tenido tiempo para descansar cuando vio al gigante salir del océano. Este le arrojó los troncos y CuChulainn le arrojó su escudo: tanto uno como otro erraron el blanco. Entonces, el gigante intentó atrapar a CuChulainn con el puño, pero CuChulainn fue más rápido y puso en práctica su salto de salmón, ciñendo al gigante con su espada. "Te daré lo que quieras si me perdonas la vida", dijo el gigante. "Quiero el premio del campeón y que Emer sea la primera dama del Ulster", dijo CuChulainn. "¡Así sea!", gritó el gigante mientras se alejaba por entre la niebla de la mañana.

Cu Roi regresó al día siguiente y escuchó las grandes hazañas de CuChulainn. Le aseguró, como correspondía, el premio de los campeones y los tres héroes partieron hacia su tierra. Loegaire y Conall Cernach se negaron de nuevo a considerar a CuChulainn ganador, pero CuChulainn estaba fatigado a causa de la prueba y dejaron el asunto por el momento.

Algún tiempo después, un día que Conchobar y los hombres del Ulster estaban a punto de cenar en Emuin Machae, apareció un ogro espantoso en la puerta y les desafió en el juego de degollar. Los tres grandes héroes estaban ausentes y Muinremur aceptó el reto. "Estas son las reglas", gritó el gigante, "tú me cortas la cabeza esta noche y yo te la corto mañana". "¡Muy bien!", rió Muinremur, que no tenía intención de mantener su parte del trato con el ogro tontorrón.

El ogro apoyó la cabeza sobre el tajo y Muinremur le rebanó la cabeza con un hacha. Para sorpresa de todos los presentes, el ogro se levantó, cogió su cabeza y se alejó caminando y diciendo que estaría de vuelta al día siguiente. Regresó la noche siguiente, pero Muinremur estaba ilocalizable. El ogro se quejó del agravio y otro guerrero aceptó el mismo acuerdo.

La noche siguiente, ese guerrero también se apartó del camino del ogro. Esto sucedió durante tres noches y la cuarta noche mucha gente se reunió en la plaza para presenciar la maravilla. CuChulainn estaba presente y el ogro le desafió a jugar al degüello.

CuChulainn no sólo le arrancó la cabeza de un golpe, sino que además la aplastó contra el suelo hasta hacerla papilla. Aún así el ogro se alzó, recogió los restos y se marchó. El ogro volvió la noche siguiente, pues sabía que CuChulainn era un héroe que mantenía su palabra. "¿Dónde está el héroe CuChulairin?", preguntó el ogro.

"Yo no me escondo de los de tu calaña", contestó CuChulainn.

"Pareces preocupado", dijo el ogro, "pero al menos has mantenido tu
palabra". CuChulainn apoyó la cabeza sobre el tajo y el ogro levantó el hacha; los presentes apretaron las manos y se giraron. Al bajar el hacha, el ogro torció la cuchilla de tal manera que sólo el mango golpeó el cuello de CuChulainn.

"¡Ahora levántate, CuChulainn!", gritó el ogro, "porque de todos los
héroes del Ulster y, ciertamente, de toda Irlanda, tú eres el más grande en términos de valor y honor. Eres campeón de campeones y el premio de Bricriu es para ti solo. Emer, tu esposa, es la primera dama del Ulster. Y si alguno de vosotros se atreve a discutirlo, tendrá sus días contados". Con estas palabras el ogro salió de la habitación, pero al salir se transformó en Cu Roi, hijo de Daire, asegurando así que su juicio sobre los tres héroes fuese el definitivo.


Y en este libraco no viene más, pero tengo otro dato:

La muerte de CuChulainn: El héroe irlandés está herido de muerte con una lanza arrojada por su enemigo Lugaid. En su ansia por morir erguido y en combate, se ató a una columna de piedra. Lugaid no se atrevió a acercarse hasta que el cuervo se posó sobre su hombro, señal de que estaba muerto.
La cabeza del héroe fue enterrada en un túmulo en Tara.


En fin. Eso es todo lo que tengo.
No, si os quejareis... ;)))

Nos vemos.
El vadelino, con buenas sedas. Y baratas...

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