[G] Eolwëne

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Fecha: Thu, 05 Sep 2002 16:17:55 +0000


EOLWËNE La Oscuridad fue su Madre,
la Tierra su Nodriza,
su nombre fue Semilla.
El Agua su Alimento,
el Aire su Deseo,
y su nombre fue Brote.
El Fuego desde el Cielo
le ordenó que subiera,
y así creció Eolwëne,
el Árbol Cósmico,
el Árbol del Mundo.

(Comienzo de un conocido poema mítico de tradición oral en Eol).

El Eolwëne es un árbol muy raro, bastante alto y caracterizado por tener las hojas de distintos colores, que sólo crece en algunas zonas de la Tri-Bendecida. Los chamanes de la Práctica Wëne, en Eol, aseguran que estos árboles son el fruto de las semillas del Árbol Cósmico de trece ramas que hubo después de la Creación en el tiempo del Equilibrio, antes que el árbol se marchitara y el mundo se rompiera. Los chamanes Wëne se lamentan profundamente de esta pérdida, pero han descubierto el modo de sentir como era el Mundo Auténtico; para experimentar sus visiones, suben hasta la copa del árbol y mastican una de las hojas. Entonces descubren el Equilibrio que había antes del mundo, y sienten como el mundo entero gira alrededor de este árbol y sus ramas sagradas, el mundo de los Vivos y el de los Muertos, el del Cielo y el de la Tierra y como tienen a sus pies todo lo Creado en perfecta armonía. Así es como son capaces de viajar al Mundo de los Espíritus. Los Wëne construyen sus fetiches con la madera del árbol, y allí encierran los espíritus que encuentren. Cada rama del árbol tiene una función especial y está destinada a contener un tipo especial de espíritus.

Con la llegada del Imperio Lunar, muchos viajeros curiosos investigaron las propiedades psicotrópicas de la hoja de Eolwëne. Incluso sin conocimientos chamánicos ni escalamiento de árboles, el consumo de la hoja, si bien en mayores dosis (3 hojas bastarían), produce una sensación de paz y plenitud indescriptibles. El trance no dura demasiado tiempo (aproximadamente una hora), pero en ese período todo lo existente parece perfecto y el sujeto experimenta la sensación de volver al tiempo antes del Tiempo en el que todo era felicidad (al que algunos llaman Edad Dorada), y de encontrarse en conexión con todo lo existente. La droga no deja ningún tipo de secuela física salvo una fuerte adicción melancólica que los escolares de Irripi Ontor han denominado Nostalgia del Paraíso. Al parecer, dicha circunstancia se produce en menor medida entre los chamanes Wëne, pero el hecho de que los no-iniciados deban incrementar la dosis hace que la adicción sea mayor. El sujeto que ha probado la hoja de Eolwëne no puede olvidar jamás la experiencia y, a partir de entonces, si no consume la droga regularmente, comienza a percibir el mundo como un lugar irremisiblemente condenado y carente de sentido. Necesita volver continuamente a la pseudo-experiencia mística que la hoja le proporciona. Si lo hace, puede vivir su vida normalmente, sin que se aprecien rasgos externos de su adicción. Si por alguna circunstancia pasa una temporada demasiado larga sin probarla comienza a invadirle una tremenda melancolía que poco a poco lo lleva a un estado depresivo que lo va llevando a la inactividad. Cuanto más crónico es el estado, más difícil es que el sujeto pueda conseguir la droga que lo salvaría, dado que su propensión a actuar es menor. Finalmente llega la catatonia y, si no encuentra cura, probablemente la muerte.

Los primeros intentos de exportar la hoja de Eolwëne al Imperio fueron llevados a cabo por entusiastas religiosos, que pensaban que la utilización de la planta en los Misterios Inclusivos de la Diosa fortalecería el sentimiento de unidad con todo el universo. Pronto, la droga comenzó a generalizarse en ciertos círculos aristocráticos como medio de evasión y simple disfrute. Todos los intentos de cultivar el árbol en otras latitudes, o mediante una magia distinta a la de los Wëne han terminado en fracaso, por lo que la producción de la droga es escasa.

El consumo desaforado por parte de los nobles llegó a poner en peligro la propia existencia de la Práctica Wëne en Eol, circunstancia que fue advertida por las autoridades encargadas de promover las distintas tradiciones religiosas. En la actualidad, aunque no existen restricciones al consumo de la planta, su comercialización fuera de Eol está totalmente controlada y limitada por la burocracia lunar, y sometida a enormes impuestos, para evitar el agotamiento de los recursos. Como consecuencia de ello, sólo los más ricos, o los que se dedican al contrabando, pueden permitirse el lujo de conseguirla. Se rumorea que el propio Emperador Rojo posee una buena reserva, por si vinieran tiempos malos.

Quizás la adicción pueda convertir a un probo funcionario lunar en un corrupto...

Saludos,

Antonio

PD: No se ha ingerido ninguna droga para la redacción de este mensaje ;-)))

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