Ah, también puede ser eso. No son caóticos, pero creen que sí, y en ello justifican su adoración a dioses caóticos.
Personalmente me gusta más la idea de que sean intrínsecamente caóticos, porque me gusta bastante, no como norma rígida la idea que leí hace siglos en una Dragón "no crear una raza no-humana para describir algo que puedas hacer con una cultura humana". Con eso se consiguen culturas humanas variadas y razas no humanas auténticamente fantásticas. Pero claro, uno puede meterle la inhumanidad por otro sitio.
>Yo no siempre me planteo el origen mítico de cada situación o raza
>existente en Glorantha,
Haces bien, sería un coñazo ;-)
A veces preguntarse esas cosas ayuda en el juego, si no ayuda, no merece mucho la pena, salvo como diversión friki ;-) En cualquier caso, el Inquisidor de la Orden de san Gerome estará interesado en saber si los orcos son intrínsecamente caóticos para ver si tiene que simplemente destruirlos para acabar con su sufrimiento antinatural (si son caóticos) o bien torturarlos para salvar su alma y luego destruirlos (si son caóticos por elección y tienen almas ;-)
O, preguntarse por qué los wokori "son malos", si se debe a su origen mitológico o se debe a algún desplante en el pasado, a alguna derrota, a alguna traición, los "humaniza", es decir, los hace personajes más profundos que meros monstruos que ser destruidos por el filo de las armas de los pj's. Sin meterse en antropologías, pensar un poco en por qué la sociedad orca funciona como funciona nos ayuda a entenderlos, y por tanto a interpretarlos.
Por ejemplo, en Ramalia se volvieron al Caos después de los cataclismos del final de la era Aprendices de Dios y el Bloqueo. Le echaron la culpa a la religión de los Aprendices y construyeron una cosa opuesta. Así, temen el mar como un mal terrible, y podrían considerar a un mago rokari como un ente perverso que trae la desgracia. La runa del triángulo podría provocar el miedo al castigo demoníaco, etc.
Pero si meterse en profundidades enlentece o perjudica el juego, hay que dejarse de historias y ponerse a jugar, claro ;-)
Saludos,
Antonio
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