Sorry, hoy yo también me siento OT, pero me comprometo a no seguir la discusión ;-)))
>El problema surgio cuando luego todo se reunificó y paso a
>denorminarse reino de Leon, un atropeyo para todos los asturianos y
>aqui comenzo el principio de todas nuestras desgracias que llegan
>hasta la revolucion del 34.
En mi romanticismo idealista, tengo la ligera idea de que los campesinos medievales no eran tan superficiales como nosotros y no les importaban tanto los nombrecitos de las cosas. Tenían cosas más acuciantes de las que preocuparse: la burra tiene la pata fastidiada ya discutiremos mañana si hablamos valenciano o catalán y cómo se llama el reino en el que se supone que estamos;-)))) En ese contexto y tratando de entrar en la mentalidad medieval (preestatal, pre autonómica, pre nacionalismos de aquí y allá, pre Aznar, pre Carod Rovira, pre libros de historia, pre Logse) aunque confieso mi ignorancia, no me parece que el leonino nombre del reino supusiera un atropello trascendental en las vidas de los honestos pasiegos que siguieron sin salir mucho de sus aldeas.
No sólo hay que cuidarse del etnocentrismo, sino también del "cronocentrismo", atribuir a los hombres del pasado nuestras diversiones actuales.
>y luego otros pretenden denominarse terriotrio historico (mas
>historico, segun ellos que los territorios mas históricos de este
>estado como puden ser Navarra o Asturias, anteriores en el tiempo a
>todos los demas)
A mí, que soy agnóstico de todas las patrias me resulta bastante poco interesante la discusión -enardecida por mi compadre andaluz Jiménez de Parga- de a ver quién la tiene más grande y a ver quién es más histórico. Pocos territorios hay en la superficie de la tierra que no sean históricos, es casi una redundancia. Donde delimitemos el territorio depende de las identidades étnicas, que a la vez suelen depender de los intereses del momento. La realidad de la vida de la gente es bastante más fluida y normalmente no se deja atrapar por las fronteras. Y las fronteras de una época no significan lo mismo que las fronteras de otra.
La remisión a la antigüedad más remota posible para la configuración de identidades étnicas que dependen de los intereses del momento (aka epopeya) despliega un mecanismo mitológico muy claro. Bueno, necesitamos los mitos, pero cada vez estamos en peores condiciones para creérnoslos literalmente.
Saludos,
Antonio
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