[ROL] Cambiar reglas.

Write haof XML files: Antonio Álvarez del Cuvillo <antalvarez1976_at_...>
Fecha: Wed, 09 Mar 2005 13:31:50 +0000


>A mi personalmente no me gusta qeu los master cambien, quiten,
>modifiquen o pongan reglas a su libre albedrio, afin de cuentas con
>esas reglas jugamos todos (y no es qeu o lo pone en el libro o no
>existe pero no esoty de acuerdo qeu el master hace lo que quiere y
>cuando quiere, aun cuando es para "el bien de la partida"; y
>el "disfrute de los jugadores").

A ver. Yo lo plantear�a de otra forma. Las reglas no son ning�n libro sagrado que gu�e nuestras vidas, sino una herramienta para jugar a un juego, donde lo que importa es el bien de la partida y el disfrute de los jugadores. En primer lugar EL GRUPO, y no el master (pero incluy�ndolo), adapta las reglas a sus necesidades. Si todo el grupo est� de acuerdo en cambiar, quitar, modificar o poner una regla �d�nde est� el problema? La "polic�a del rol" no vendr� a buscarte por cargarte las reglas.

Si no todo el grupo est� de acuerdo, entonces hay que tomar una decisi�n. �Qu� es lo mejor? �Las reglas porque son reglas? Bueno, cumplir las reglas por cumplirlas, afectando al bien de la partida y el disfrute de los jugadores no parece tener raz�n de ser. El encargado de tomar decisiones es el Master/DJ/Narrador, etc., persona a la que el grupo ha encomendado la funci�n de que todo el mundo cuente la misma historia (versi�n narrativa, apl�quese a lo dem�s), porque si cada uno va por su lado no hay nada coherente.

Lo normal es que el master decida informar a sus jugadores previamente de las interpretaciones dudosas y de los cambios de reglas (en principio deber�a ser ANTES de jugar), tambi�n deber�a normalmente someter la cuesti�n a debate. A la hora de tomar una decisi�n, podr�a elegir una opci�n que no le gusta, para satisfacer a los jugadores, someter la cuesti�n a votaci�n, o seguir en sus trece y aplicar la regla como a �l le gusta; la mejor soluci�n para la partida depender� del caso concreto. Muchos masters tienen su kit personal de reglas y eso forma parte de su estilo de direcci�n (por lo que las diferencias pueden tener hasta su gracia). Lo cierto es que, como siempre, el master toma la decisi�n final. Dado que su oficio va a ser interpretar y aplicar reglas entre otras cosas, no resulta conveniente (ni eficaz en muchos casos) obligarle a aplicar una regla que REALMENTE no le gusta, que le produce n�useas y que quiere cambiar a toda costa. Aunque est�s disconforme con su decisi�n, normalmente otros factores te compensan seguir jugando con �l.

As� planteado, no es un libre arbitrio. Lo que es cuesti�n de libre arbitrio es sentirse esclavizado por las reglas, que alguien hizo para ayudarnos. Ya saben, no est� el hombre hecho para el s�bado, etc.

>Si juego una partida en la que la idea es qeu no muera nadie, me
>desilusiono un poco al salir con vida, y digo salir con vida pq para
>mi eso es toda una aventura en muchos casos.

Entiendo lo que dices, pero un matiz. Puede haber aventuras donde no muera nadie, ni haya peligro de muerte, ni haya combate y que a pesar de todo est�n muy bien. No todas las situaciones de tensi�n, emoci�n, riesgo, peligro y ni siquiera combate tienen que implicar un peligro de muerte. Menos mal, porque si no, o bien las aventuras ser�an un aburrimiento, o bien la amenaza de morirse no ser�a real o bien los personajes morir�an con tanta periodicidad que ser�a absurdo disfrutar de su evoluci�n.

A veces basta con el peligro de salir herido, magullado, humillado, perder las riquezas, perder el prestigio, perder el honor, perder un amigo, que tu enemigo gane algo, quedarte sin premio, ser superado por tu rival, perder el tiempo, etc. En la vida real (y en la ficci�n) se genera tensi�n, estr�s, emoci�n, riesgo, peligro y todo eso en muchas situaciones f�sicas, intelectuales, emocionales en las que no siempre est� la vida en peligro.

Eso no implica que no haya que propiciar situaciones en las que la vida de los jugadores est� en peligro, s�lo que hay que administrarlas con cautela, para darles su importancia.

Saludos,

Antonio

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