> Estoy de acuerdo. A nivel interpretativo queda muy bien lo de
> la "pirotecnia". PERO no me gusta eso de que todos los conjuros se
> hagan visibles durante el crepúsculo.
Hasta donde yo sé, en Glorantha la magia tiene efectos secundarios visibles (o audibles, etc) cuando se lanza. Esto no tiene por qué pasar en todas las ocasiones pero sí en la mayoría.
Lo del crepúsculo no lo había leído en ninguna parte y no me gusta. Demasiado omnicomprensivo, impone una determinada narración a un número casi infinito de efectos mágico posibles, ese es su verdadero problema. En cambio podría estar bien que la magia de tal dios o de tal escuela de hechicería se caracterizara por emitir un brillo especial en el crepúsculo.
Aparte, en HQ, los que tienen una cierta especialización en magia (por ejemplo, un iniciado, cosa que no abarca a toda la población teísta), tienen habilidades de percepción mágica que les permiten detectar mayormente el tipo de magia en el que están especializados. Claro que puede fallar y es muy difícil con un tipo de magia diferente.
>Rompe con muchas de las escenas que más me han gustado en las
>partidas de rol.
Yo tengo que confesar que algunas de esas escenas me tienen cansado de tan repetidas. En concreto ir a buscar al mago de pago para que te identifique los objetos, lo he jugado tantas veces con el D&D y demás que ya me aburre y no me aporta nada. Otra cosa que ya no me llama demasiado la atención es la "estrategia" de coger un conjuro u otro y esas cosas. No está mal, pero cada vez prefiero más bien que uno tenga simplemente la magia que encaja con el personaje/lo hace más divertido de jugar.
Por otra parte, tiene su gracia también saber que algo es "mágico" y no saber por qué ni para qué. O tener una idea equivocada de la magia que tiene. Tener "magia" en Glorantha es fácil, no cuesta mucho. "Qué magia" es la cuestión.
Eso sí, como digo siempre, creo que una excesiva reglamentación de la
magia y su funcionamiento elimina el "misterio" como elemento
narrativo típico de la magia. En ese sentido, categorizaciones como
"todos los efectos mágicos, sin excepción, brillan al crepúsculo" me
resultarían excesivamente limitativas. Respecto al misterio, yo tengo
posturas incluso radicales debido a mi creencia de que las reglas no
definen el mundo (como explicaba en mis reglas, es posible que un
personaje atribuya su pifia a una maldición divina, que acuda a un
adivino y que descubra QUE REALMENTE HABÍA SIDO PROVOCADA POR UNA
MALDICIÓN DIVINA).
> Falso Sacerdote (master): Como osas cuestionar mi palabra. Acaso no
> sientes el aura de la diosa sobre tu espada, acaso no...
Crepúsculos aparte, en Glorantha es fácil que el falso sacerdote hubiera lanzado un falso conjuro sobre la espada. Tener conjuros es fácil. Podría ser incluso un conjuro especialmente diseñado para engañar al personal, eso sirve para los falsos sacerdotes realmente "profesionales". Ahora bien, un aficionado podría limitarse a lanzar sobre la espada un conjuro de magia común cutrecillo.
> Ladrón (Pj2): ¡¡Mirad el anillo que he "recogido" durante el
> registro en las ruinas de la antigua torre de hechicería!! En la
> próxima ciudad habrá que visitar a un mago para que nos descubra sus
> secretos.
> Mercader tacaño (Pj3): ¿¡Te vas a gastar nuestro dinero por culpa de
> ese anillo!? ¡Seguramente ni siquiera será mágico!
Lo dicho, no tengo nada contra esa escena, pero eso ya lo he jugado muchas veces.
> Ladrón (Pj2): ¡¡Esa maldita bruja me ha echado mal de ojo!! ¡Estoy
> seguro! Desde que la vimos esta mañana todo me sale mal. Debemos
> buscar a un mago para que me quite esta maldición.
> Guerrero Listillo (Pj1): Primero asegúrate de que la bruja no te ha
> mentido.
> Ladrón (Pj2): ¡¿Cómo?! Ninguno tenemos recursos como para detectar
> magia!!
> Guerrero Listillo (Pj1): ¿Aún no lo aprendiste, Jodido Imbecil?
> Ladrón (Pj2): Ey!! No hace falta que me insultes!! Estoy seguro de
> que no podemos...
> Guerrero Listillo (Pj1): CRE PUS CU LO
... Y después de haber descartado la posibilidad de la maldición, terminan por descubrir qué realmente había contraido una maldición y que uno de sus efectos era precisamente resultar indetectable.
Saludos,
Antonio
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