Bueno, Paco ha descrito los principios que rigen la sociedad, y eso no era erróneo. Luego ha añadido que, como en el grabado de Goya, quizás los sueños de la razón producen monstruos. No me parece una visión sesgada.
Cualquier tipo de sociedad es más complicada de lo que podemos definir en unas palabras, claro. Hay una serie de principios y valores comunes en los que la gente más o menos cree, hay un cierto grado de hipocresía respecto a estos valores, tolerando cosas que teóricamente están "mal", y luego hay anomalías, gente que se sale totalmente de los valores de la sociedad. Luego cada cultura, examinada desde la óptica de otra puede ser horrorosa. Lo descrito para los loskálmicos puede ser, no una utopía, sino un horror, para los orlanthis, kralorelanos o seshneganos. De hecho, a mí personalmente, que soy muy raro, la meritocracia siempre me ha producido cierta repugnancia. Pero esa es otra historia y será contada en otra ocasión.
Un ejemplo sería mirarnos el título I de nuestra Constitución (España). Ahí tenemos una serie de principios y valores fundamentales que más o menos unifican a nuestra sociedad. A veces son cosas realizadas, cosas que se pretenden hacer, utopías a realizar, etc. Pero nuestra sociedad se define y se unifica con ellos, y la mayoría de la gente se identificaría con la mayoría de los preceptos, les parecen bien.
Leyendo los artículos nos puede dar un ataque de demagogia y cinismo y llegar a la conclusión de que es todo es mentira. Así de paso justificamos nuestras propias miserias. En ese caso, en pura meritocracia nos mereceríamos volver a la dictadura, a ver qué tal nos parece. Afortunadamente, no tenemos una meritocracia.
Pues no, la gente se siente más o menos identificada con esos derechos. Hay un cierto grado de tolerancia hipócrita e inconsciente a un cierto grado de "incumplimiento", y luego hay algunos elementos que rechazan la mayor y se lo saltan todo a la torera. Pero estos elementos son lo raro.
Así veo yo a Loskalm; como la mayoría de las sociedades es equilibrada y la gente tiene interiorizados sus valores (están "socializados", o sea, se los creen realmente). La mayoría de la gente se cree toda esta historia de la meritocracia, está contenta con su papel en la vida, y son felices y contentos, porque además sus principios se basan en la felicidad. Hrestol trae la Alegría del Corazón, Talor es el Guerrero Sonriente. Por supuesto, visto desde otro punto de vista, todo esto puede ser horripilante, como "Un mundo feliz" o el Paranoia. Hrestol es tu amigo, ciudadano, tienes que estar feliz y contento en todo momento. La mayoría de la gente está feliz y contenta, o quizás son un poco inconscientes. Hay dos tipos de personas, aquellos humildes y contentos con su pequeño papel en la vida, viviendo tranquilamente hasta que obtengan su merecido descanso en el Más Allá, y luego algunos especialitos que destacan sobre la media por su habilidad y virtud y se alzan sobre el común de los mortales hacia la gloria. Ética de esclavos y ética del superhombre. Urg.
Parte de la gracia de Loskalm, en mi opinión es idealizarla. Es Camelot, son los Caballeros de la Mesa Redonda. Eran heroicos, valientes, virtuosos, nobles, pero no eran perfectos, chocaban con sus propios principios. Lanzarote era un adúltero, Ginebra otra, Arturo un vengativo, Mordred un traidor. Casi ninguno de los caballeros terminó siendo digno del Grial.
Loskalm es una sociedad idealizada, yo la veo más cohesionada, organizada, jerarquizada y equilibrada que muchas otras de Glorantha. Se han aislado del exterior, se han alejado del mundo para buscar la perfección. Desde alguna perspectiva, esto es repugnante. Han seguido un sueño, no han tenido enemigos. No hay disidencia.
La gente es feliz y se cree el sueño de Siglat, no le preguntes a nadie si no cree en él, es como preguntarle a un español si es racista. La gente es obediente, disciplinada, tranquila, alegre. Hay un cierto grado de intrigas, de manejos, de hipocresía, de contradicciones, de incoherencias toleradas en cierta medida y socialmente admitidas. Eso permite que destaquen los "virtuosos", que se alcen sobre la mediocridad del pecado socialmente admitido y destaquen como gente "realmente" sabia y buena. Y luego hay algunos realmente disidentes, muy minoritarios, muy perseguidos, desviaciones marginales en el sistema. Todos son felices en Loskalm, prácticamente nadie está en desacuerdo. Pero pobre del que disienta, porque nadie lo entenderá, será perseguido y castigado como una aberración que jamás debería haber existido en la búsqueda de la "perfección colectiva".
Y luego está la magia. Durante los años de la Prohibición, los poderosos magos y teólogos de Loskalm se dieron cuenta de que los sueños de la razón producen monstruos. Como dice Germán, los loskálmicos son humanos, pero están construyendo una sociedad "razonable", dirigida por la razón pura malkionita, por el pensamiento, por la estructura, por el orden. En parte, eso choca con una parte de la naturaleza humana.
¿Qué pasa con los miedos, con los deseos insatisfechos, con la violencia, con la desesperanza, con el vacío, con el odio, con el desprecio? Toman forma en el inconsciente, se convierten en sueños, en pensamientos reprimidos, en monstruos del pensamiento.
Yo pienso que la "hechicería" es la magia del pensamiento. Lo que llamo "El plano de la hechicería" no es más que la estructura del pensamiento abstracto. Los conceptos, las ideas, son bien reales, en el mundo mágico de Glorantha, y en parte determinan el mundo, por eso puede hacerse magia con todo eso, porque "existe" realmente.
Así que los monstruos del pensamiento también existen. Por supuesto, son demonios. Para construir su sociedad perfecta, los teólogos no se conformaron con arrojar a los disidentes a las nieblas de la Prohibición. También emprendieron una cacería de demonios. Búsqueda del mal para arrojarlo fuera como si fuera basura. Fuera de Loskalm, fuera del mundo perfecto. Fuera de nuestras mentes imperfecciones, vamos a ser perfectos, vamos a ser puros.
Los demonios fueron a parar a algún sitio. Tratando de crear su sociedad perfecta, los loskálmicos trajeron algún desequilibrio. La parte más clara de ese desequilibrio cósmico es el Reino de la Guerra (ver la sección de preguntas y respuestas de la página de Glorantha). No ha surgido de la nada, ha surgido sobre todo gracias a la intervención de los demonios que los magos habían arrojado. Quizás por eso los lunares digan que el Reino de la Guerra no es malo, que puede traer el equilibrio, pero eso solo es una perspectiva.
Creo que una campaña mía en Loskalm empezaría en una noción de épica tradicional. Mostrar las perfecciones de la sociedad, lo feliz que es todo el mundo, las virtudes de la paz. A lo lejos la amenaza constante del Reino de la Guerra; todo lo que nosotros no queremos, todo lo contrario a nuestro mundo, un mundo horrible y salvaje, que pone en peligro todo lo que hemos construido con primor. Los buenos y los malos, todo muy evidente.
La primera parte del camino sería la búsqueda de la perfección. La gracia es que se hayan hecho unos personajes francamente heroicos que persigan la perfección, el tema propuesto para la campaña. Aparecerán intrigas, conspiraciones, desviaciones de la virtud, pero eso hará (previsiblemente, nunca se sabe) más héroes a nuestros héroes. Los intrigantes siempre serán problemas a resolver. El Reino está degenerando un poco y tiene que permanecer unido, fuerte y virtuoso para enfrentarse al enemigo exterior.
Conforme van alcanzando la perfección, van subiendo en las castas, se van convirtiendo en héroes, en superhombres, en referencias para la comunidad. Pero habría que sembrar la sombra de la duda, terminar poniendo en cuestión por los hechos a los "puros", a los "perfectos", encerrados en su propia virtud, que parezcan un poco fuera de onda, fuera del mundo, ignorantes, ingenuos. Al principio, los jugadores luchaban contra algunos problemas de su sociedad perfecta. Pero luego toda su sociedad perfecta entra en crisis (para bien o para mal, tal vez salga reafirmada, tal vez destruida).
Y luego, las Guerras de los Héroes. Loskalm vs el Reino de la Guerra. Loskalm contra sus propios demonios. El final de la campaña, por supuesto, no está escrito. Nadie sabe como termina un enfrentamiento con los propios demonios.
Saludos,
Antonio
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