A ver, último intento.
Como tantos otros fantasmas de la fantasía, el fantasma Meisterfer desaparece con el canto del gallo. El canto del gallo ahuyenta a muchos fantasmas, como sabe todo el mundo porque el gallo es un animal mágico que tiene propiedades mágicas, igual que otras criaturas más lejanas como el dragón o el hipopótamo que también aparecen en el bestiario medieval gloranthano.
El Inquisidor Fray Anthonius decide imitar el canto del gallo para exorcizar a Meisterfer con un sonido ilusorio, pero bien real. Aparentemente, el sonido es perfecto, así que todos los aldeanos se levantan para trabajar para descubrir que todavía no es de día, puto gallo. Pero no es el canto de un gallo, sino un sonido que lo imita. De ahí que lo llamen "ilusión".
Supongamos que Meisterfer percibe sonidos y no sabe distinguir un gallo real de un gallo ilusorio y se asusta. Pero luego se da cuenta que no queda exorcizado y entonces se cree invencible.
Un animista (que no aplica tu lógica cartesiana mezclada con magia narrativa) diría que es normal que el sonido no afecte al fantasma porque no había ningún gallo, ni espíritu de gallo.
Un teísta (que tampoco aplica tu extraña combinación) te contaría el mito que puse en la lista hace tiempo o algo parecido, y te explicaría el mito de por qué los gallos exorcizan espíritus. Y, dado que allí no había ningún gallo, entenderá que no haya pasado nada.
El pobre Fray Anthonius (que aplica algo similar a tu lógica cartesiana, pero adaptada a Glorantha) recordará que no había Avecrem (tm), en su conjuro, o sea "Esencia de gallo" ;-)), runa animal y forjará la hipótesis de que es la combinación de esencias la que produce el efecto. Solo podía invocar un sonido pero no tenía la MAGIA PROPIA DEL GALLO. Eso no quita que el sonido deje de ser mágico.
A pesar de todo, el gallo es un animal mágico, y por eso ahuyenta a los espíritus malignos (las tres perspectivas te contaron por qué es mágico), por más que para tí sea un poco más normal que un necrófago. La ilusión era una realidad muy real que engañaba a los sentidos de todos, haciendo creer que el sonido tenía las propiedades del gallo.
Saludos,
Antonio
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