Bueno, yo no tengo esa experiencia. Parece que la gente gusta mucho mucho más de la estupidez en los nombres que en otros aspectos de sus personajes; yo estoy en general contento con cómo los jugadores están afrontando la campaña carmaniana y sin embargo hay bastantes nombres estúpidos (vaya, lo del futbol no lo sabía, cómo se nota lo pegado que estoy).
Sociología cutre sin ánimo de ser tomada en serio: o sé aventurar una explicación para esta extraña tendencia. Quizás en en cierto modo una huida del miedo (o al menos la inquietud y la inseguridad) que nos produce nominar las cosas (al menos quien haya estado en un grupo de rock sabe a qué me refiero ;-)). Míticamente, poner el nombre es dominar la esencia, crear verdaderamente, dar existencia, así que es algo especialmente importante donde curiosamente "deberíamos esforzarnos" más. Lo que sucede finalmente es que ningún nombre es capaz de hacer esto, ninguno nos convence; en realidad, todos los nombres nos parecen estúpidos. Y puestos a poner uno estúpido, lo hacemos abiertamente.
Saludos,
Antonio
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