> Qué salvaje, con toda la sangre de por medio y tal... Yo pensaba que te referías a grabar las runas en tatuajes en la cara de las nalgas donde no llega la luz de Yelm. :-)
Bueno, con ese doble sentido jugaba, precisamente: "¿Estará pensando en algo "sucio"·o en algo "sádico"? ¿O en ambas cosas?" A allá cada cual con su interpretación... que a mí me parecía obvia cuál iba a ser, por supuesto... ;)
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> Oye ¿Y de qué trata la campaña a grandes rasgos? Si llevas años preparándola, tiene que estar bien, ¿no?
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Bueno, no la he preparado "durante años", estuve pensando en ella unos meses y cuando vi que ni de coña podría quedar con la frecuencia necesaria con mis amigos roleros más cercanos (aquellos que creo que no me tendrían en cuenta que me atreviera a dirigirles una campaña a un juego que ni yo ni ellos no habíamos jugado nunca y en una ambientación bastante desconocida para mí todavía, y totalmente desconocida para ellos), simplemente abandoné el tema y me dediqué a profundizar más en RQ y en Glorantha, como un pasatiempo más... y hasta ahora.
Pero ya que lo preguntas, explicaré someramente lo que tenía pensado, aunque pueda hacer llevarse las manos a la cabeza a los más eruditos de estos lares por las incongruencias con su mundo favorito:
Lo que tenía bastante claro, independientemente de la ambientación o del juego, era que quería dirigir a seres realmente oscuros y "underground"... (No, no sé jugar a "Mundo de Tinieblas", me lo ojeé un par de veces hace tiempo:P)
De modo que intenté encajar "a martillazos" a los bichejos que tenía en mente en Glorantha... o en algo parecido...
Tenía pensado, en primer lugar, un hombre-lobo... pero claro, a mí el tema ese de la invulnerabilidad total, salvo magia, plata, etc. (y sólo en el "día salvaje de la-noche-no-sé-qué") o, por otro lado, lo de tener que gastar PER para cambiar sólo la cabeza, o una pata, o una uña... como que me parecían dos extremos opuestos de lo que yo quería exactamente. Así que me inventé por la patilla una tribu de Telmoris "renegados", totalmente caóticos y capaces de convertirse en hombres-lobo con sólo ponerse violentos o perder el control [Para representarlo me inventé un atributo nuevo (o "pseudo-característica") llamado Autocontrol, o Autodisciplina, de valor (INT+PER)/2, algo así como una mezcla de fuerza de voluntad y sensatez (el valor de hacer lo que te conviene y no lo que te apetece)].
Pero a lo que iba, era una tribu que trataba con lobos-demonio y adoraba a un gran demonio-lobo al que consideraban el verdadero Telmor (o al menos, su verdadero ancestro). El rollo caótico que tenían era que, en vez de invulnerabilidades, poseían un poder de regeneración considerable. Además, había distintas castas dentro de la propia tribu, según el linaje, que se expresaba en el color del pelaje, de poder (y comunión con el dios-lobo-demonio) decreciente. Para más inri, la casta más baja, la de los esclavos (o comida, como en el caso de los trollkin), eran telmoris que nacían sin la mancha del Caos y no podían transformarse, o bien humanos capturados durante cacerías y saqueos en manada.
El tema de las jerarquías, la inmoralidad y los abusos de poder serían una constante a lo largo de la campaña (el hilo conductor, de hecho) y en seguida explico el porqué:
Para uno de mis amigos, que no sé cómo, siempre se las arregla para acabar interpretando a un mago (o a alguien que se lo cree) chiflado (por eso últimamente ya sólo me atrevo a jugar con él a Fanhunter... y haciendo él de máster, además... la risión...), no se me ocurrió nada más descabellado que darle un ¡¡nigromante comunista!! (en serio, si alguien siente curiosidad, tengo la filosofía de su secta en pdf), empecinado en derrocar cualquier tiranía que encotrara durante sus correrías como Viajero, por los medios que fueran necesarios (repito, por cualquier medio necesario), como requisito para ganarse el título de Adepto y escalar puestos en la jerarquía de la secta... (sectas, jeraquía, comunismo... ya os podéis imaginar cómo acabaría todo esto... pero bueno, eso sería la traca final... pero que muy al final). Evidentemente, su plan "por defecto" era convertir en esclavos no-muertos a los señores y a los vasallos convertirlos en dueños de los medios de producción... etc... con un "comisario" de la secta a cargo de supervisar todo el tinglado, claro...
El tercero en discordia (podría haber habido un cuarto, pero al final no lo hubo... le habría dado un bicho muy grandote y muy feo... probablemente también sería cosa del Caos... original que es uno) quería que fuera un vampiro. Una vez más, choqué contra el bestiario, pues no quería tener al mismísimo Conde Drácula suelto por ahí haciendo de las suyas... Por suerte me había descargado las estupendas reglas de "medio-vampiros" del ilustrísimo y prolífico Mester Fer, y encajaba, con algunos retoques (de nuevo, metiendo de por medio el Autocontrol, para temas de "impulsos irrefrenables" y esas cosas), perfectamente con lo que yo quería.
Ahora sólo faltaba una excusa para tener a este "bizarro" y ecléctico grupito de "fenómenos de feria" juntitos en algún lugar, y por algún motivo... El lugar tenía que ser civilizado, claro, para que dieran el cante pero también tuvieran cierto anonimato. También tenía que haber un gobierno rígido y autoritario para que el "nigromante comunista" tuviera algún motivo para quedarse a enredar y a liarla parda... Al principio pensé en una teocracia solar. Pero dado mi, por entonces, precario conocimiento de la geografía política de Glorantha, decidí no complicarme la vida y situarlos en el mismo "jotenheim" de la aventura de prueba (si había un mapa y todo...), con bastantes cambios, como por ejemplo, que el Barón y sus secuaces fueran en realidad ogros y se dedicaran a secuestrar niños para comérselos (en fin, esas cosas que hacen los políticos...). Con el casi inevitable golpe de efecto final del Barón pidiendo una ID antes de morir... y todos a salir por patas... o no, quién sabe... quizá a unir a toda la ciudad para luchar contra la abominación demoníaca y convertirse así en unos héroes libertadores y en los nuevos líderes.
El medio-vampiro, por su parte, desconocería sus orígenes (que sería una subtrama para el futuro que implicaría a un incipiente y aun pequeño culto de Vivamort... otra vez jerarquías, humanos esclavizados, abusos de poder, etc...) y se habría criado en el mismo Jotenheim, abandonado desde pequeño. Alimentándose de ratas, perros y gatos al principio, vagabundos más tarde, etc. Habría empezado como ratero, luego como esbirro, y finalmente como asesino-mercenario por cuenta propia... Hasta que un "misterioso hechicero" le contratara como guardaespaldas tras quedar impresionado al verle destrozar con las manos desnudas a un luchador el doble de grande que él en el pozo de gladiadores de una casa de apuestas de los bajos fondos.
Por su parte, el hombre-lobo, perteneciente a la casta más baja de los "manchados", no vería con buenos ojos el trato que se da a los "no manchados", ya que la mayoría nacerían dentro de su casta y probablemente habría algunos primos y hermanos entre ellos. Por otra parte, alertados por las informaciones de futuras incursiones por parte de mercenarios contratados por la ciudad para limpiar de licántropos los bosques, armados con plata, magia, fuego y demás, mandarían en calidad de espía al personaje para enterarse de los planes de ataque. Evidentemente, una vez en Jotenheim se uniría al primer grupo "subversivo" que encontrara, o mejor dicho, al primer grupo que no lo tratara como a un "freak"... que sería inevitablemente el que nos ocupa. Y quizá después de haber desbaratado el gobierno del Barón, trataría de liberar a sus familiares de la tiranía de las castas superiores de su propia tribu...
En resumen, se trataría de la trágica historia de un grupo de "freaks" inadaptados en lucha permanente contra el mundo, contra sí mismos y contra sus propios orígenes.
Y me parece que al final tampoco ha sido tan somera la explicación...
Sorry,
Saludos.
Parsley
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