Me gustan mucho las dos perspectivas de las que se parte: separar la magia divina de la espiritual, de modo que cada una tenga su propia lógica, y hacer que la Intervención Divina (que yo seguiría llamando así, porque me suena más pagano que "milagro") dependa de una característica de la fe del sujeto (siempre quise hacer algo así después de leer el Stormbringer con el Elan, pero no me salió nada bueno). Siempre había querido hacer algo parecido, aunque actualmente mi plan de dirigir RQ a laaargo plazo es "Antiguo Egipto", con lo que tendría que pegarle un repaso a la magia todavía más fuerte.
Creo que las reglas habría que desarrollarlas mucho más (no sólo concretando las formas de ganar o perder Fe, sino también adaptando los conjuros y la magia de cada dios). Pero entiendo que es un curro bueno, que se trataba de poner los cimientos, y que para muchas cosas habría que hacer pruebas de juego (playtesting) y ver cómo van funcionando, ya que la magia es un elemento continuamente presente y la alteración de sus reglas lo cambia todo (no es como hacer una regla para empalamientos, que al fin y al cabo se puede cambiar o abandonar más fácilmente si no sirve).
En cuanto al Alma, yo la identificaría simplemente con la PER. La PER es el alma, para los teurgos (el espíritu para los animistas, la esencia vital para los hechiceros), así que no veo la necesidad de generar otra característica. La "parte" espiritual o "energética" de una persona estará centrada en los dioses y se llamará alma, para el sujeto que cree en ellos y los sirve.
Saludos,
Antonio
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