Sí, eso me parece muy bien. También yo estoy pensando en un sistema en el que no se detallen los "conjuros" que conoce su personaje. Tal vez los conjuros de hechicería sean cosas pesadas de aprender y complejísimas, pero las pequeñas fórmulas o signos consisten en saberlas o no saberlas (tal vez con una tirada ante una determinada situación, igual que tiras con. animal para ver si sabes algo animal) y luego tener la suficiente fuerza mágica (¿otra tirada de PER o un enfrentamiento en la tabla de res?) para imponerlo como los héroes campesinos de toda la vida oponiéndose a los duendes.
Ahora bien, yo quería separar la magia cotidiana de la religión. Es muy probable que estén mezcladas y nuestro campesino tenga una mezcla de creencias sobrenaturales, entre las cuales hay elementos religiosos (amenazar un vampiro con una cruz sería a mi juicio un efecto mágico cotidiano con historia religiosa), elementos no- -religiosos, o no relacionados con la religión más "oficial" (ponerle a un niño la camisa del revés para evitar que sea raptado por las hadas), o podrían ser precisamente antireligiosos incluso para gente con cierta devocion en esa mescolanza contradictoria que somos los seres humanos (la invocación galega de un Demiño familiar, con pacto diabólico incluido, o algunos conjuros de los Grimorios de san Cipriano, que mezclan religión e invocación demoníaca).
Así, yo distinguiría todos estos efectos, aunque tuvieran una base en último término religiosa (en Egipto Antiguo ciertamente la tendrían), de la Intervención Divina (rezar a san Eustaquio en la Iglesia y hacer una promesa para que sane a tu esposa, ya que estamos con los ejemplos medievales). De este modo, yo no llamaría Fe a lo que se utilizara para la "magia vulgar", ya que seria una mezcla de muchas cosas, entre las cuales también se encontraría la fe, claro.
En cualquier caso, me apunto el mensaje para leerlo más despacio a ver si me da más ideas, gracias muchas.
Saludos,
Antonio
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