Se pueden dar muchas interpretaciones a lo que pasa después de la muerte, pero no creo que aquellos que no crean en la vida eterna en glorantha a pesar de resurrecciones sean estúpidos (incluidos, brithinos, waertagis y vadelinos).
Para empezar un ateo gloranthano puede creer que la consciencia o el espíritu permanece un tiempo en el mundo antes de ser disipado. La naturaleza humana es perecedera y todo, hasta el espíritu está condenado. Los paganos aprovechan este tiempo para reintroducir el espíritu en el cuerpo, pero pasado un tiempo determinado eso es imposible.
Vale que el tiempo en que puede realizarse dependa del estado del cadaver, pero el espíritu tiene mucho que ver con el cuerpo.
Y ahora pongo un ejemplo actual. La Iglesia católica admite como posible la invocación de seres mediante el espiritismo y otras artes. Sin embargo, puesto que el destino de las almas está decidido tras la muerte y no se puede cambiar, o están en el cielo, infierno o purgatorio, pero nunca en un salón a oscuras. De este modo si el invocador logra hablar con su madre muerta, que no se lleve a engaño, su madre realmente está gozando en el paraíso, quien habla por su madre es el Diablo, no su madre realmente. Por eso condena estas prácticas como pecaminosas.
Pues con los ateos gloranthanos también puede pasar lo mismo. Los mitos marinos enseñan a los fieles de este panteón que la vida se acaba, que tiene que ser así para dejar paso a nuevas vidas. Lo experimentan de ese modo en su vida religiosa. Es normal que tengan 'argucias' para negar la posible vida eterna de pueblos de otras culturas.
Waertag
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