Por terminar de explicarme (y de enrollarme), creo que para determinar unas reglas efectivas para jugar -que es de lo que se trata, a mi juicio- hay que separar la magia de la teología.
Por eso no definí exactamente las Fuentes de magia como teologías, sino como modelos de relación con el mundo sobrenatural (de hecho, sigo con la tentación de terminar trasladando los modelos a los rituales y quedarme con una sóla fuente, pero entiendo que da más color lo otro).
Así, las diferencias entre la Iglesia "oficial" y los "herejes" nestorianos no me parecen que tengan relevancia para crear dos fuentes distintas. Parece que la curiosa cuestión de tanta discrepancia es si en el Hijo las naturalezas divina y humana están juntas o separadas, lo que no parece afectar a la relación con el, digamos, Otro Mundo para obrar prodigios.
Así, el cristiano oficial y el nestoriano utilizarían ambos la misma fuente de magia cristiana. La aceptación por la jerarquía no es lo que define a la Fuente, sino el método, así, un Papa podría practicar magia negra o ser supersticioso y utilizaríamos dos fuentes en la misma persona. En cambio un eremita podría tener ideas poco ortodoxas sobre la virginidad de la Virgen, pero, en esencia, utilizar el método "tipo" para pedir milagros.
El método puede utilizarse por grandes taumaturgos para resolver cuestiones teológicas. (Simón Pedro vs Simón el Mago, Moisés vs Magos, etc). Así, un asceta "oficialista" puede pedir un milagro a la estatua de la Virgen para convencer al nestoriano "Si eres la Madre de Dios, levanta al niño en tus brazos". Como regla general, las cuestiones teológicas no influyen en las reglas, que son neutrales.
Hay dos interpretaciones posibles:
-Una más típica de Paco (por entender que las reglas del juego son
una base que refleja más o menos exactamente las leyes físicas del
mundo) vendría a decir que las sutilezas teológicas no tienen que ver
con la magia, así que son añadidos coloristas, como hablábamos con
los sacrificios.
-Una más típica mía (por entender que las reglas son instrumentos más
o menos coherentes que nos ayudan a contar la historia, pero que el
mundo más o menos es lo que sale en la historia no lo que cuentan las
reglas), sería simplemente presentar el resultado como un triunfo de
la teología ganadora -no nos importa la verdad cósmica, sino lo que
presentemos porque sólo estamos contando una historia, desde el punto
de vista de la historia habrá una verdad ganadora y lo demás no
importa.
A lo mejor si las reglas reflejaran el mundo a la perfección no habría dados, sabríamos lo que sucede en cada momento. El azar, el dado, nos introduce en factores de la historia que no podemos controlar y que simplemente las reglas desconocen. Hacemos trampa al ponerle reglas a la magia pero dejamos un sitio para el azar que contextualmente podemos rellenar de lo que queremos. Tal vez Dios quiso que ganaran los nestorianos ;-)) Por eso, aunque el oficialista tenía posibilidades de ganar, falló la tirada. Los números sólo se refieren a los factores conocidos y controlables por el sistema de juego, pero siempre que hay azar se excluyen factores o posibilidades desconocidas.
Creo que conviene a las historias, en general, que en la magia, sobre todo en las cuestiones teológicas haya factores desconocidos, factores que no podemos controlar y sobre los que las reglas no aportan certezas. Simplemente para recrear la incertidumbre del mundo real, que es por lo que me gustan los sistemas de juego con azar.
Saludos,
Antonio
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