Ya te lo dije la otra vez, pero es que no te quieres enterar. En cualquier elemento del rol (una partida, cualquier sistema de reglas, las decisiones del master, la interpretación de los pjs...) están LAS TRES perspectivas ("el mundo está hecho de todo" ;-)); siempre hay simulación (de algo), siempre hay narración, siempre hay juego. Pero, si queremos que las categorías esas nos sirvan de algo, tenemos que hacer generalizaciones acerca de la finalidad que predomina en un momento determinado. Así podemos hacernos una idea de las cosas que pasan y resolver problemas.
Por ejemplo, un jugador hace una cosa incoherente porque quería obtener ventajas. En su interpretación hubo narración y hubo simulación, pero se puede plantear la situación como un predominio del elemento "juego" que puede perjudicar a los demás. Eso no está "mal"; de hecho, sólo es un problema para la diversión si el resto de los jugadores van por otra onda, de manera que la cosa les arruina la simulación o la historia.
Ahora bien, aunque todas las reglas incluyan simulación, el tema es que cuando se diseñan reglas hay que resolver problemas. Y el esquema de juego/simulación/narración, no responde a una realidad ontológica, es un esquema que sirve para captar problemas y entenderlos.
No es que las reglas de magia no simulen nada. Por supuesto que lo hacen; sólo que a mí me parece que la intención de simular no era tan patente como en el resto de las reglas, predominando la creación de un armatoste equilibrado "de juego", y perjudicando globalmente la simulación. Cuando inventas una regla y luego te inventas que es lo que la regla simula, no es que no simules, es que la simulación es secundaria y la regla sirve ANTES a otra finalidad.
Saludos,
Antonio
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