Wenelia, bien lo sabeis todos, es conocida por lo fructifero de su comercio. Los grandes viajes organizados por los Principes de los Mercaderes, autenticos Templos Mayores a Issaries, dios orlanthi del comercio, son basicamente lo que organiza la vida de economica de la región, dándole por otra parte un gran cosmopolitismo a un lugar que de no ser por ello aun estaria adormecida en el sopor de su desidia. Pero no, esto es casi como el Paso del Dragón: un sitio en el que ocurren cosas, y aventureros y vagabundos vienen para encontrar a veces incluso mas de lo que pueden afrontar.
Por ello piensas que deben haber venido todas estas personas. A ti, de todos modos, te da igual, pues tu lugar esta con los mercaderes, no con la mercancia y los viajeros. Trabajas escoltando esta caravana en la que participa tu amigo enano. El no deja de quejarse del tiempo, de la lluvia (el agua no le gusta nada) y sobre todo de los elfos. ¡En esta caravana hay elfos, y alguien le ha comentado que hay hasta un troll! Tu lo calmas, diciendole que bueno, que los elfos no son necesariamente malos y que tu conoces alguno que otro y que lo realmente malo es el Caos que te ha mantenido intranquilo todo el camino, al que apestan por cierto los pantanos que estais rodeando. El final del viaje os llevaba hasta la ciudad de Handra, al sureste, cercana a la costa, pero para eso aun queda mucho, y tu te lo tomas con calma. Lo mejor es que hay una buena cantidad de orlanthis en el viaje, incluido uno extraño, silencioso, tatuado, cubierto con pieles, que también está contratado por la expedición como guia porque al parecer conoce bien la zona...
¡Oops! Casi... Te habias ido... ¿En que estabas pensando? No, recuerda quien eres y en que trabajas. Tienes que estar despierto porque a la más mínima señal de descuido los bandoleros os pueden asaltar, y si no otra cosa, al menos perderias el sueldo de unos cuantos dias mas... El enano te llama, de todos modos para preguntarte si falta aun mucho para llegar a algun lugar habitado y tomar una buena cerveza –no como las suyas, piensas por dentro- y dormir en una cama de verdad. Vive bien, el enano... No se termina de acostumbrar al lomo de la mula. Y eso que parece fuerte... Al menos debe ser el mas alto que hayas visto en tu vida. Si no fuera por lo evidente de sus desproporciones, podrias decir que es un hombre pequeño. El te pilla mirandole y te pregunta que que estabas mirando. Nada, dices, me he quedado pensando. “¿En qué?”
- Bueno, en que parece que este año Valind esta más cabreado que nunca. - A lo mejor es que no le han adorado como debe hacerse. - Ese dios tuyo tiene muy malas pulgas. - Jajjajaja... ¿Tú que sabrás, enano? Si todos vosotros sois ateos...Al menos por estar entre los orlanthis deberias adorar a Orlanth. No esta bien aprovecharse de todo lo que Ernalda y Orlanth nos dan sin dar nada a cambio.
El enano te deja hablar mientras se intenta meter la mano enguantada en una bolsita de cuero viejo. Pronto se da cuenta de que asi no entra y se desnuda la mano. Lleva un bonito anillo. “Eh, bonito anillo” le dices.
-Chsss, calla. -Por qué, qué pasa. -Esto está lleno de verdes. Nos pueden matar por la noche y robarnostodo lo que tenemos.
Una elfa se te acerca. Por lo que tu conoces, que no es mucho, de los elfos, es bastante hermosa. Una especie de cabello grueso le cae graciosamente por la cara, mostrando y ocultando alternativamente sus ojos. No se cubre de la lluvia.
-Hola, ¿cuándo llegar?
-Aún queda, bonita, aun queda un buen trecho.
-Sí.
-Ya, te lo he dicho yo.
-Sí. ¿Más comer?
-Pregunta. Aquella caravana –le señalas-. Sí que comes tú... –
contestas, mientras ella se marcha sin despedirse-. “Curiosos estos
elfos” piensas. “Debería aprender algo de ellos”
-¿Has visto? Es un monstruo. No dejaba de mirarme. Seguro que
me ha mirado el anillo para robármelo luego. No me fio de ellos. Son
odiosos.
-Venga, hombre, eso es una tontería.
-No soy un hombre.
-Bah, lo que tu quieras
Sigue lloviendo; las colinas cercanas marcan la monotonía constante. El enano a veces se vuelve intratable y lo mejor es dejarlo en paz. Sin que te vea –sigue escondiendo sus joyas- marcas un ligero trotecillo a tu caballo y te acercas al grupo de elfos. Hay tres, y no se cubren de la lluvia. A veces duermen al aire libre, parece que no tuviesen ningún problema, que no se constipasen. Y son diferentes entre ellos: dos, la chica de antes y otro con una mirada perdida que viste túnica, son ligeramente más altos que el otro, en torno al metro setenta y cinco, que aparece más pequeño (un metro sesenta) y desconfiado. Ninguno tiene blanco en la pupila. Los dos llevan pedazos de madera con hojas; debe ser lo que la gente llama arcos élficos, pero no parecen nada excepcional. De hecho hasta en la cuerda llevan hojas. No son muy altos Son como plantas que se mueven...
Estaban abroncando a la elfa. Al acercarte, no obstante, se callan y te miran inquiriendote con la mirada que es lo que quieres.
-Eh. Soy un guerrero del clan Deidali –saludas. Sabes de
antemano que no son orlanthis, pero lo que aprendiste de crio, que todo
extranjero debe ser saludado con el saludo sagrado, por lo menos para
saber que no lo sean, lo vas a seguir haciendo de todas maneras.
-Hola –dice el de la túnica. Éste habla mejor que la otra-.
Hermoso caballo, pero parece muy cansado; debería bajarse de él aunque
sea un rato. ¿Quiere algo de nosotros, señor?
Sus ojos te ponen nervioso y le contestas cualquier cosa. Te bajas. No
seran caoticos, pero lo que es raros...
-No, nada. Busco al guia, ¿lo habeis visto? Uno muy... -Huidizo. -Sí, eso.
Entonces atacan. Son muchos. Son hombres bestia. Desnudos, salvajes, caóticos, imparables, cabras y hombres. Broos...
Este es el comienzo de la partida de rune online en la que vamos a jugar JAM y yo (yo soy el elfo canijo y disitinto: marrón) ¿¡A que promete!?
ALyrodri
<<<No conozco a la mitad de ustedes, ni la mitad de lo que querría y lo que yo querría es menos de la mitad de lo que la mitad de ustedes merece>>>
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