> Y el ejemplo de los Necr�fagos... aqu� ya me meto en lo no oficial
> (Reglas de la Casa...) pero yo los interpreto como esp�ritus de
> origen ca�tico que cuando se comen un cadaver no solo estar�n
> "ofendiendo la sensibilidad de los parientes vivos" sino que
> devoran el alma del muerto, incluso aunque se encuentre el
> el Otro Mundo gozando del descanso eterno. Para representarlo
> podemos imaginar que con cada 3 TAM devorados que le proporcionan
> 1 PM est� robando "a distancia" 1 PER del Esp�ritu.
> Todo el tinglado es para justificar (y hacer terrible) que
> los cementerios DEBEN PERMANECER PROTEGIDOS porque de lo
> contrario, ya puedes irte al paraiso, que te j... igual! ;)))
�Qu� interesante! Nunca lo hab�a visto as�.
Esto me recuerda una regla que he estado tentado varias veces de incluir
(aunque la resurrecci�n de zombies no es un tema, digamos, recurrente en
mis partidas ;-)), que est� inspirada en una colecci�n de libros llamada
"El Ciclo de la Puerta de la Muerte", de M.Weis y T.Hickman. Ver�is,
seg�n lo explican ah�, una vez que se produce la muerte definitiva del
individuo, el esp�ritu sufre un desgarr�n que lo "descuelga" del cuerpo
parcialmente, y que es irreversible: el organismo no volver� a revivir.
Durante las X horas/d�as (o eran minutos? no recuero la escala, pero me
da que horas) siguientes a la muerte, el esp�ritu se desliga totalmente
del cuerpo y queda libre. Pero mientras esto sucede, si alguien lo
intenta volver a traer a la vida, no es un zombie (s�lo en el sentido de
que est� en cierta forma subyugado al invocador; chicos, no me
castigu�is con esto que no tengo el RQ a mano y no recuerdo las reglas
exactas de crear un zombie), ya que tiene autonom�a, pero tampoco est�
realmente vivo. Se llaman "L�zaros", en recuerdo al resucitado aqu�l que
levant� Jes�s.
Su cuerpo se anima, y parece estar vivo, pero seg�n la magistral
descripci�n de los autores, si les miras a los ojos, ver�s que el
esp�ritu entra y sale, la muerte viene y se va de su mirada. Y el
esp�ritu queda atado y no puede volar libre al para�so o donde le toque.
Adem�s son malos, mal�simos, odian a los vivos reales, les corroe un
odio atroz.
Aitor
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