Sí, resolver muchas de estas paradojas de forma lógica se hace a veces prácticamente imposible (me refiero a hacer historias completas ilusorias al estilo de las leyendas). Al final, habrá decisiones arbitrarias de lo que se mantiene y lo que no, que se basarán en elementos "misteriosos", narrativos y no en reglas de juego. Lo cual no está necesariamente mal, pero ha de utilizarse con cuidado y con mesura. Si al final todo está lleno de ilusiones siempre, las ilusiones pierden el interés.
Yo tengo experiencia de haber dirigido intuitivamente -sin plantearme el paralelismo con las leyendas- una historia de estas, hará unos 11 años. Curiosamente, parece que se trata de mi aventura "cumbre" como master del runequest, que los jugadores todavía recuerdan con cariño. Hoy en día seguramente no me hubiera atrevido a hacerla, y seguramente hoy en día no les gustaría tal como está porque hemos cambiado (éramos más jóvenes...)
La aventura se llamaba "A la Búsqueda del Pie de Eurmal", y consistía en la búsqueda de un artefacto mágico por las calles de una Puntonorte desquiciada y en parte corrupta, un encargo de un Embaucador al Embaucador del grupo. Sutilmente, se acaba intuyendo que la ciudad últimamente está viviendo experiencias raras, todo parece más corrupto, han aparecido gentes nuevas, etc. Al final, se introducen en la fortaleza de una especie de secta, la Santa Sociedad, de la que se dice que adoran a Kiosh, el Dios Loco. Allí hay objetos mágicos rarísimos (como un pozo de los deseos que pervertía todos los deseos que se pedían), criaturas de pamaltela y unos extraños acólitos con conjuros de ilusión. Finalmente acaban devolviendo el pie a Eurmal, que era el que lo había tenido siempre. Se descubre que todo había sido una broma de Eurmal, la mitad de los pnjs (y toda la Santa Sociedad y su contenido) eran ilusiones temporales que se desvanecieron convirtiéndose en gusanos (aunque los personajes conservaron sus tesoros ;-))
Además de lo que era puramente ilusorio, la propia ciudad había estado envuelta en una especie de alucinación colectiva (estilo Inferno quizás), que nublaba sus percepciones y sus acciones. Simplemente porque había sido el escenario de una broma divina.
El final era totalmente anticlimático y frustrante, porque descubrían que toda la larguísima aventura que habían jugado no conducía a ninguna parte, que todo era mentira. Quizás hoy no me hubiera atrevido a hacerla por eso.
Saludos,
Antonio
Este archivo fue generado por hypermail