280% de acuerdo.
De hecho, es lo que más odio de un Master ;-)))
Bueno, por matizar lo de la coartada no creo que siempre tenga que proceder "racionalmente" con argumentos clarísimos y evidentes sobre por qué ha pasado cualquier cosa. Por lo menos en mi aprendizaje lo he percibido más bien como una especie de olfato narrativo, una intuición para contar buenas historias y hacer que la gente te las cuente, una capacidad que todos tenemos en menor o mayor medida, que se desarrolla con la experiencia y sobre la que tenemos mucho que aprender todos.
Pero no hay recetas. Con tus ocho planteamientos del mundo el master idiota (o nuestras idioteces como masters, cuando se habla de estas cosas se suele hacer desde las nubes y me gustaría evitarlo) seguirá siendo igual de idiota, y seguirá cometiendo las mismas arbitrariedades, solo que estarán dentro de tus ocho premisas. Con tus ocho premisas un master decente (o nosostros cuando lo somos) hará cosas decentes. A mí por lo menos no me libran de nada, si a tí te libran fantástico pero a mí de verdad de la buena que no me protegen de nada. Lo único que me protege es el "buen gusto" que me empeño en ejercitar por más que sea una noción subjetiva, relativa y variable.
Y, dicho sea de paso, aunque respeto tus premisas, a mí me harían daño. No veo demasiadas consecuencias prácticas de la divergencia (aunque algunas se apuntan), pero me repelería alojar en mi trastienda una idea traidora que no necesito, una idea que se opone a todo lo que intento transmitir de un mundo donde los mitos están VIVOS. Las historias han de ser coherentes para el grupo, si no los mitos no estarán vivos para nosotros. Pero lo cortés no quita lo valiente y para aportar coherencia no necesito para nada quitar hierro a la vitalidad de los mitos.
Consagrar en mi trastienda, que es donde forjo mis ideas, cosas como que los sacrificios a los dioses son costumbristas y que la parafernalia y el carácter de los dioses (como el matriarcalismo de Tolat) es mero ropaje de cosas más sencillotas y prosaicas me secaría la trastienda, de hecho, el mero hecho de leerte esas cosas me produce esa sensación antipoética que trato de desterrar por todas partes y de ahí el intenso debate (aparte de la autodefensa ;-)) Por supuesto, estoy convencido de que a tí no te pasa eso (y por eso no tiene consecuencias nocivas), pero a mí sí. De hecho, si tus ideas de trastienda no se reflejan en el trasfondo, que es lo que me parece que propones, a efectos concretos hay muy pocas diferencias y son anecdóticas. Pero yo no puedo tener esas ideas antitrasfondo en mi trastienda. Si las tuviera, sería como vivir una mentira, y mi interpretación sería menos sincera. El viejo de la tribu que cuenta el cuento se lo tiene que creer.
Que Glorantha para mí sea misteriosa, mito vibrante, nunca del todo comprensible, sin explicaciones para todo, intrigante, por descubrir, con renovación constante, fuertemente mítica y mágica desde su raíz y su esencia, contribuye a mostrarla así. Si en el fondo no tengo eso, no lo saco. Y esa sensación de maravilla es la que intento transmitir jugando. Casi nunca lo consigo, pero mis victorias parciales merecen la pena.
Saludos,
Antonio
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