> Básicamente las reglas de RQ (con unas pocas modificaciones como la
> hechicería de S. Petersen y algunas cosillas más) que venimos usando
> en las partidas presenciales de toda la vida no las toco en lo más
> mínimo.
Diréis que soy un minimalista y además no tengo ninguna experiencia jugando por correo, pero en mi opinión muchas de las virtudes del RQ desaparecen cuando se juega por correo. Bueno, los porcentajes de las habilidades, características y tablas de resistencia van bien, pero hacer un combate detallado y realista, por turnos y todo eso me imagino que puede durar hasta el día del juicio.
Me imagino que entonces el Master se dedica a jugar el combate él solo con las indicaciones que le ha dado el jugador y luego lo describe, pero, de verdad, no tengo el instinto simulacionista tan desarrollado como para ponerme a hacer eso, me sentiría rarísimo. Las reglas de combate, pensadas para ser utilizadas en la mesa y añadir emoción a la cosa, no me parece que tengan demasiado sentido.
La gracia sería para mí reducirlo todo a un porcentaje. El jugador describe su estrategia, el Master calcula un porcentaje, lo resuelve todo en una tirada y luego describe la situación, o informa al jugador de la probabilidad, la tirada y el resultado y le deja que describa él.
El tema es que, si uno utiliza RQ en estado puro, necesita saber cuántos puntos de vida lleva inflingidos en el abdómen. Esto está bien cuando se juega en mesa, pero no me gusta para ese intercambio de narraciones que parece ser el rol por correo. Cuando lees la novela te interesa que el héroe está herido, o en todo caso que tiene una herida en el brazo, pero no la cuenta de puntos de vida. Basta que haya unas reglas para saber si estás herido o muerto.
Así, yo me inclinaría por un sistema más minimalista, o bien basado en RQ, o bien basado en HQ (por ejemplo, eliminando las pruebas extendidas), o bien totalmente inventado como este del d6 que propone Raúl.
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Saludos,
Antonio
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