El rey Pigmalion es el protagonista de uno de mis mitos favoritos (es que yo soy neoplatónico a mi pesar).
Enamorado del amor, Pigmalion corteja a la diosa Afrodita, pero ésta pasa "olímpicamente" de él. Así que se construye una estatua de la mujer perfecta, a la que llamó Galatea. La estatua cobra vida y el tipo se queda con la chica. Frecuentemente es símbolo de las ansias artísticas por atrapar lo inatrapable y por extensión, se utiliza la expresión de Pigmalión para indicar una especie de tutor, patrón o preceptor que forja a su discípulo tal y como quiere.
> Supongo que la destreza debe ser un elemento "no material" igual
>que tu habilidad con la espada, o más divertido, en Habla Fluida o
> cualquier habilidad del personaje, porque tener una amistad me
>parece tan material
Claro, tienes razón, es que las habilidades de RQ no son "materiales", dado que la habilidad es una capacidad subjetiva de una persona, al menos si no son materiales la personalidad y las relaciones (tampoco algunas características como la INT y la PER). Los conocimientos no lo son, las habilidades de percepción tampoco, pero es que una habilidad de "espada" no es material. Salvo que empecemos con historias materialistas sobre el registro bioquímico del conocimiento, pero eso vale igual para las relaciones.
Los efectos del uso una habilidad de "espada" pueden ser muy materiales, pero también pueden ser muy materiales los efectos de tu relación de amistad con tu guardaespaldas espadachín.
En RQ para convencer a la gente se suelen hacer tiradas de Habla Fluida u Oratoria, con independencia de que estés tratando con tu criado, tu amante o tu familia (con la bonificación apropiada). Lo que se acerca mucho a la visión manipulativa de las relaciones sociales; típica, si queréis de esa ideología del poder que impera en los juegos de rol tradicionales. Ciertamente, las relaciones sociales tienen mucho de manipulación, pero a veces hay que preguntarse si la oratoria es un aumento de la relación y no la relación un aumento de la oratoria.
Sobre todo en personajes no estrictamente sociales, que no tienen conocimientos de habla fluida y de oratoria, pero que quieren cuantificar de alguna manera su relación o dedicación. ¿Quieres convencer a tu criado, amante o familia de que hagan algo inusual? ¿como reaccionarán ante el dilema moral?, etc. En esos casos, la oratoria como pathos retórico puede impulsar la acción, pero lo que importa es la significación que la relación tenga en el juego.
En realidad es lo mismo que con las relaciones con los dioses, cruelmente encorsetadas por el vadelino en sus puntuaciones de fe, a pesar de tratarse de algo subjetivo e inmaterial.
Saludos,
Antonio
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