El problema de fondo es. ¿Y si los personajes son muy poderosos y están muy tuneados con encantamientos y con magia de todo tipo, no se pierde el "realismo" original que era la intención de las reglas? ¿Eso de que uno podía quedar incapacitado de un golpe mal dado?
He visto lo mismo con en muchas partidas de MERP. Se pretende hacer un sistema más duro, donde la gente acabe hecha polvo de los combates (=tablas de críticos). Pero luego a menudo se sobrecarga todo de hierbas superpoderosas de manera que se pueden terminar banalizando la importancia de esa dureza de los combates y haciendo que las descripciones dejen de tener valor en la narración.
En todo caso, cuando hablo de la aventura media de RQ, no me refiero sólo al Abismo, que está planteado para personajes superpoderosos. Mirad por ejemplo el dungeon de la isla en las Crónicas de Santon, ahí se me destrozó una vez un grupo sin culpa estratégica por su parte (y en otra aventura de ahí sólo se salvaron mediante intervención divina de un encuentro cutre con unos broos); los escenarios de la isla de los grifos, siendo menos dungeon son en general muy duros (y no sólo la Montaña en sí, que se supone un escenario climático y que ciertamente es una brutalidad). La aventura esa española, el portal de Karshit, parece terrible terrible terrible y no me atrevo a hacerla. La de los telmori del RQA es proverbial. Yo creo que quienes hicieron los módulos tenían grabada la mentalidad dungeon en la cabeza, aunque estuvieran huyendo de ella. Así, una aventura de rol consiste básicamente en pegarse con un montón de enemigos usando las reglas de combate y el resto son interesantes detalles coloristas que rodean el continuo sajar y pinchar. Pero al trasladarlo a unas reglas más "realistas" uno termina siendo sajado y pinchado.
Saludos,
Antonio
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